Opinión

Vida en la calle

Hace unos cuarenta y siete años, la ciudad de nueva York no tenía el aspecto actual, en los años setenta sus calles eran peligrosas, la prostitución, la corrupción y la mafia eran los pilares que hacían de ella un lugar peligroso, así como un centro poco llamativo para visitar.
The Deuce (2017) una serie creada por David Simon, toma esos elementos transgresores, violentos, para dibujar una historia que atrapa conforme vamos observándola. Se inicia como todas sus series. En los primeros capítulos parece no avanzar la trama —viendo el primer episodio no podemos deducir hacia a donde apunta la historia—, si nos llevamos por esa impresión cometeríamos un grave error; es importante ver los ocho capítulos que conforman la primera temporada, con ello se tiene una visión más integral. Este creador divide su historia en piezas dispersas a lo largo de la temporada, cada una tiene que ser unida para disfrutar de una experiencia completa.
Esta se centra en mostrarnos sin tabús la cara de los seres que deambulaban por sus calles, la dureza de su interrelación, los trapicheos, el comercio de drogas, la prostitución. Los personajes son marginales, tienen una visión única del medio; desde su perspectiva se encargan de darnos su percepción de lo que sucede. El narrador de la historia apela a este artificio para darnos un juicio integral, por ejemplo: la manera de desenvolverse de los chulos es idéntica en todos los casos, no así el de las meretrices, cada una de ellas tiene una personalidad particular. Algunas se han resignado a la vida que llevan, dan por normal el hecho de ser explotadas sexualmente, se ha vuelto cotidiano, otras, por el contrario, no han desechado sus aspiraciones, por eso hay pugnas, inconformismo con respecto a lo que las rodea.
Muchos al recordar el pasado lo idealizan, sin embargo, en esta serie, Simon lo muestra con todos sus defectos, con toda la crudeza y la violencia de esos días, no oculta nada, no nos describe aquella ciudad como algo sublime. Los personajes principales, si es que hay personajes principales, son Vincent y Frankie Martino (interpretados por James Franco) y Candy (interpretada por Maggie Gyllenhaal). El primero hace gala de sus dotes histriónicas al encarnar a dos hermanos gemelos, poco a poco se van adentrando en las fauces de la mafia, se muestra de tal modo ese proceso que parece no haber más opciones en un entorno asi, eres parte de una banda o estas condenado a vivir fuera del lugar en el que se desarrollan todas las actividades lucrativas. La segunda sobresale por encima del resto por su actuación, nos guía a través de sus andanzas y desventuras. Inspirada en Candida Royalle, fundadora de su propia productora Femme productions, es valorada por su compromiso con el derecho de las mujeres a «explorar, disfrutar y celebrar su sexualidad abiertamente y con orgullo», logró salir airosa en un entorno netamente masculino, ahí reside su triunfo.
Una serie que muestra un mundo marginal, un ambiente que se aleja de todo lo que se considera bueno, dándonos la idea de totalidad dentro de la narración, en muchos momentos se suceden diversas acciones a la misma vez; para dar una idea, más clara, de simultaneidad se usa la música, personajes en distintos lugares son ubicados dentro del mismo momento gracias a una canción o programa de radio, ese ardid es el vaso comunicante que nos da la idea de paralelismo de las acciones. Una historia en la que las personas son víctimas del hábitat; no hay buenos ni malos, únicamente gente que trata de sobrevivir, a veces no como quisieran, sino cómo les es posible hacerlo. No todo es blanco o negro, hay múltiples matices; a pesar de las pocas oportunidades, dentro de ese mundo apartado, existen espíritus nobles; no se dejan vencer, se levantan y hacen frente a las adversidades, se ponen en pie las veces que sean necesarias, tal vez valga la pena y todo comience a marchar de la manera adecuada.

Mitchel Ríos

Lume

Agli