Opinión

Universo pueril

Recuerdo la primera vez que vi mi Vecino Totoro, la pasaban por televisión, en un canal dedicado al público infantil. Me causó curiosidad por ser de animación, a determinada edad se prefieren los dibujos animados por encima de cualquier otra cosa. La impresión inicial fue la de estar delante de una historia entrañable, por el tema, el modo en el que se desarrollaban los personajes y el mensaje que planteaba. Después de verla, sus imágenes se quedaron grabadas en mi mente, por eso, de vez en cuando, ideaba mundos en los que tuviera un vecino como el que aparecía en las imágenes, teniendo cientos de aventuras y divirtiéndome a más no poder por sus verdes parajes.
Hace unos días me reencontré con esta cinta en una de las plataformas de contenido bajo demanda, tenía mis dudas, porque en ocasiones lo que uno recuerda sobre una determinada obra se trastoca con el paso de los años, siendo de una calidad menor a lo que realmente se creía, debido a esto, no volví a verla hasta ahora, pensando en no estropear un recuerdo apreciado, de esos que te marcan.
La película, dirigida por Hayao Miyazaki, tiene una trama sencilla que juega con la imaginación del espectador. A lo largo de su metraje nos presenta a las hermanas Satsuki y Mei, dos niñas que se han trasladado con su familia a vivir en el campo, debido a la enfermedad de su madre. En este nuevo escenario conocen a Totoro, un espíritu del bosque, con el que entablan amistad, este acercamiento hará que vivan una serie de aventuras y se adentren en un universo lleno de magia y fantasía, percibiendo elementos que el común de los seres no puede, ya que poseen una mirada peculiar del universo que las rodea.
El director le otorga a su realización una calidad excelente, hace que una producción, cuyo guion es minimalista, logre contar muchas cosas en poco tiempo, construyendo unos personajes atrayentes por sus motivaciones y su modo de desenvolverse, además consigue, con su planteamiento, ensimismar al espectador. Sus detalles hacen que su animación sea preciosista y, asimismo, trasciende a su época por la armonía de sus componentes visuales y sonoros. Las emociones que exhala su ficción hacen que este ensayo sobre la inocencia se vuelva aún más destacable, ya que solo los espíritus que se acerquen con esa disposición podrán ser partícipes de las bondades de ese ambiente.
Mis dudas iniciales quedaron desbaratadas, ya que esta construcción mantiene intacto su encanto, conserva la gracia que hizo volar mi imaginación cuando la vi muchos años atrás, si bien, ahora, mi mirada es distinta a ese primer acercamiento, cuando uno se deja llevar por su universo narrativo, se consigue un disfrute pleno.
Tras volver a ver este filme, vinieron a mi mente una serie de rememoraciones que, al estar delimitadas en una época alejada de mi vida, creí haber olvidado. Es estupenda esta manera de retrotraerse a determinados momentos pasados por medio del arte, pues demuestra que ostenta un poder único.

Lume

Agli