LECTURAS

Unas líneas al aire

Nosotros somos los que hacemos de lo que hicieron de nosotros, tú eliges recibir a pie juntillas las iniquidades de la sociedad en que vives, o tomar un camino disidente, tomar en tus manos tu destino, situarte en la posición más conveniente que te proporciona la buena sangre.
Naces libre y existen himnos, escogidos en un concurso multitudinario por un gueto de gente ilustre, que lo reafirman y se entonan enfrente de una bandera, elegida por un ente no menos famoso, con el pueril juego patriótico, como en el día de la marmota, forjan nuestra identidad.
Naces en el seno de una familia, conjunto de miembros dispares con un mismo apellido, con tradiciones y costumbres. Te bautizan. te inculcan una ideología (en el caso que la tengan), una religión (decadencia nihilista) y un conjunto de taras que te acompañarán por el resto de tu existencia (complejos y limitaciones), el fin es hacerte un hombre de bien. La familia es tu primera escuela, tienes que convertirte en pieza útil de la sociedad, conseguir un trabajo, casarte y continuar con el ciclo vital, cosas que te vienen de manera cultural y es parte del magnánimo legado de nuestro gran hermano.
Eres libre, posees ese espíritu de libertad, elige lo que te apetezca hacer, nadie te pone trabas para ello, si todo te sale bien es gracias a la sociedad, pero, tú serás responsable si las cosas te salen mal, no cuentes con tu entorno para ello, maldito tú que caíste en la tentación y no te apartaste del anatema, comiste de la carne que no te era permitida, hiciste mal uso de tu libertad. (Dios nos da la libertad de elegir, ese es nuestro castigo, la libertad es lo peor que pudo pasar, sin ella lo Adánico no tendría sentido, sin ella la torre no hubiera caído, sin ella San Antonio no podría ser un ermitaño y elucubrar con una mitología ajena a su cosmos)
Haces uso de tu libertad a cada instante, hasta cuando escribes, ¿puedes escribir sin echar mano del signo?, ¿tú qué lees esto entenderías sin materializar al signo en enunciados? (el signo y el enunciado están en el umbral que regenta nuestra escritura), eres libre de escoger la disposición, combinación y demás formas de usar estos símbolos arbitrarios, sin un haz de naturalidad.
El signo (palabra) nos hace hombres. El hombre se diferencia del animal porque puede simbolizar, porque puede ser un lacayo del gran otro. Ese gran otro que simplemente nos observa, al que tenemos que agradar, porque nos defiende de los males que percibimos en nuestra cueva, nunca lo hemos visto pero por lo que nos informan nuestros sentidos, ese gran otro es nuestro supremo protector.
Esa gran cosa divide mi unidad en dos grandes partes en conflicto, el yo y el ello, que pugnan en mi interior como ángeles y demonios. Escucho la palabra externa (la voz de la maquinaria de los tiempos modernos) y dejo de lado a mi demonio, actúo de forma factual, manteniendo la postura de ser alguien sin conflictos, esas astillas que dejó el mesías, son puntas ardientes en este cuerpo de barro, inconexas, incongruentes, distintas, no encajan por el libre albedrio.
Eres único, piensa en el mañana, encuentra tu identidad. Para saber quién eres tienes que verte (encerrado) en la mirada del otro, eres libre de verte como tú quieras en el espejo, eres libre de hacer manifiesto lo latente de tus censuras, conjunto de cosas que dejas de decir, cosas que son más importantes que las que dices en ese cuadro ideal de la comunicación, eres libre como tus fantasmas, tan libre como tus sueños, libre como las palabras, libre como una trágica noche de verano.
Hombres notables han meditado sobre tu libertad, no hay nada nuevo que suceda bajo el firmamento, de más está pensar que puedes aportar algo novedoso, por eso la academia se encarga de ello, elegidos por un grupo ilustrísimo de intelectuales, saben más que tú y miles que yo al mismo tiempo, son una raza diferente, tienen la potestad de elegir el canon cultural, lo que se puede exponer, argumentar, sustentar en un determinado estamento cultural, delimitan los espacios; levantan las paredes que protegerá el campus de prácticas culturales de aquellas actividades profanas que buscan elevar nuestro lado Dionisiaco, porque todos los ditirambos ya fueron escritos, los recorridos canónicos han sido recorridos, la forma apabullo al contenido, el objeto de estudio se dejó de lado en aras de la teoría por la teoría misma, hipótesis y sugestiones, per se, con el afán de confundir al iniciado, por ello los puestos para coreutas se agotaron.
Eres libre, aunque algunas veces no lo veas así, porque quieren meterte cosas estúpidas en la cabeza, no lo dudes…

Mitchel Ríos

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