Opinión

Una reformulación

El año pasado se estrenó la película Pinocho de Guillermo del Toro, obra que da una vuelta de tuerca al cuento escrito por Carlo Collodi, pseudónimo de Carlo Lorenzini, en el siglo XIX. Esta nueva versión se ambienta durante los años 30 del siglo pasado, años en los que reinaba el fascismo de Mussolini.
Su trama nos narra la historia de un tallador de madera, Geppetto que, por desgracia, pierde a su único hijo, el dolor que siente es inaguantable, deseando que todo no pase de ser más que un terrible sueño. Ante ese deseo las fuerzas mágicas de la naturaleza se apiadan de él y le otorgan vida a una de sus marionetas, esto inicia una serie de aventuras que nos llevará por los distintos escenarios imaginados por Guillermo del Toro.
Reformular un cuento clásico, de conocimiento popular, no es una empresa fácil, ya que todos tenemos una idea prefigurada sobre él, por esto mismo, cualquier cinta que lo aborde, se arriesga a ser juzgada de forma más dura y si el producto no está a la altura de lo esperado, las criticas pueden ser funestas. Sin embargo, este no es el caso, el director mexicano, le da toques adultos a un cuento que, casi siempre, ha sido enfocado a un público infantil, añadiendo las inquietudes de los personajes que se manifiestan durante la narración como una fuerza inalterable que se materializa en lo que vemos en pantalla.
Esta revisión del cuento de Collodi, habla de lo que vamos perdiendo durante nuestra vida y como esta privación nos marca, de tal modo que nos volvemos seres incompletos que durante el resto de su vida buscan encontrar ese algo para conseguir estabilidad. Nuestras decisiones tienen consecuencias, a corto o largo plazo, algunas veces buenas, otras, malas.
Que esta historia esté ambientada durante la época del fascismo en Italia, no es una simple ocurrencia, resulta enriquecedor para la trama, pues nos muestra los horrores que este movimiento causó, siendo un tirón de orejas pertinente, pues si olvidamos lo deleznable que resultó para el mundo, corremos el riesgo de repetirlo y, de este modo, encontrarnos atrapados en el caos causado por entes que buscan privarnos de nuestra libertad, en tal tesitura el mundo sería gobernado por sociópatas que se creen dueños de él y de la verdad por derecho propio.
Tras ver esta realización da la sensación de estar ante algo nuevo. La frescura que le otorga del Toro, al cuento de la marioneta que quiere ser un niño de carne y hueso, es de resaltar, pues hace con él algo novedoso, una cinta única y mágica, otorgando al que se acerque a observarla la satisfacción de ver una creación antigua con un argumento reformulado y adaptado a los tiempos modernos, siendo una alegoría antibélica que intenta mostrarnos en su metraje lo perjudicial que es la guerra, en estos eventos todos pierden, nadie sale airoso porque aún los vencedores tienen que vivir de por vida con las secuelas que estos enfrentamientos les dejan.

Lume

Agli