Opinión

Una predicción olvidada

El 14 de octubre del 2011 se estrenó, en España, la película Contagio del director estadounidense Steven Soderbergh, de esa fecha a la actualidad (2020) han pasado casi 9 años. En ese momento la obra fue recibida por buena parte de la crítica con buenos ojos, no era una obra maestra, pero se hacía interesante verla y que, enmarcada dentro de los parámetros de la ciencia ficción, funcionaba como producto de entretenimiento, a eso añadían que la fama de Soderbergh (ganador de un Óscar a mejor director por Traffic) era lo primordial a la hora de decantarse por tenerla en consideración. Además, destacaban la calidad de los actores y, también, el guion, porque desarrollaba de forma clara lo que podía suceder en una pandemia global: como un virus surgido en un lugar apartado (con una economía basada en la explotación agrícola) puede tener un alcance global. La infestación inicial del mismo se produce a partir del contacto del ser humano con especies (animales) salvajes que, de forma indirecta, se lo transfiere.
Otros especialistas, que no la vieron como una realización destacable, tacharon a la cinta de plana, con altas aspiraciones, pero que se quedaba en nada, tediosa, un ejercicio cinematográfico infumable que mostraba un mundo irreal (predecible), con un desarrollo pesado que no sacaba el jugo a sus actores y parecía más un documental de salud pública, por estas razones no era uno de los estrenos destacables de aquel año.
Para muchos espectadores esa forma de contagiarse a través de un animal podía darse, pero no tendría el alcance de lo que se mostraba. Su manera de abordar el asunto era poco creíble: personajes infectados de forma casual por encontrarse en el mismo espacio que, sin saber, era el foco de los primeros contagios tras una serie de coincidencias desafortunadas. A eso se le sumaba el comportamiento de los gobiernos y los habitantes: ¿cómo es posible que en pleno siglo XXI un estado no tuviera los medios para combatir un virus?, esto, sumado a la anarquía que se implantaba en el lugar (a causa de los pocos medios que se les facilitaban a los ciudadanos para hacer frente a la enfermedad) resultaba poco verisímil.
Todos estos argumentos, en conjunto, hicieron de este filme uno de tantos centrados en el tema de las pandemias que, si bien es cierto, se elevaba por encima de otras del mismo género, no llegaba a ser una elaboración redonda, dejaba muchas ideas en el aire, no cerraba nada, quedaban muchas preguntas sin responder, muchos personajes sin desarrollar, tampoco tenía un mensaje diáfano, en determinados momentos lo observado era caótico, así mismo, no tenía consistencia, algo básico para que un producto de este tipo sea considerado medianamente bueno. Finalmente, cayó en el olvido.
Sin embargo, como ha sucedido con varias obras a través de la historia, la película fue adquiriendo notoriedad durante el 2020, gracias a la aparición de la COVID 19, su mensaje dejó de ser fictivo para pasar a ser más real, siendo recomendada por muchos, como una buena representación de lo que estaba sucediendo; en pocas palabras, la crítica la comenzó a ver con otros ojos, hasta tal punto que pasó de ser considerada como una obra de ciencia ficción a ser catalogada como un drama, pues de forma profética se adelantó a los hechos que estamos viviendo.
Después de visionarla, lo más resaltante es que no cae en el maniqueísmo, no hay buenos ni malos, simplemente personajes que se ven inmersos en un brote pandémico sin precedentes y cumplen una función determinada en el desarrollo de la trama. Por momentos resulta semejante a lo que está sucediendo en la actualidad, la manera en la que se confina a la gente y la falta de una vacuna para volver a la normalidad.
Asimismo, abarca un aspecto fundamental en estas situaciones, la aparición de oportunistas que se dedican a distraer a los ciudadanos. Estos, en su imaginario, sostienen que todo es parte de una conspiración sustentada (según ellos) en la información sesgada que se brinda, cuyo fin es mantener en la ignorancia a la sociedad, para beneficiarse de la coyuntura. Estos seudo informadores se dedican a elaborar bulos para sacar partido a su mal entendida libertad de expresión, atrayendo a incautos que creen a pie juntillas sus discursos retorcidos.
Otro aspecto destable de la película es la libertad que nos da el director para juzgar a los arquetipos, desde su perspectiva no nos empuja a tomar una posición determinada. Su trama, narración y desenlace, hacen de Contagio una obra adelantada a su tiempo.

Mitchel Ríos

Lume

Agli