Creatividad

Una mala noche

—Tenemos que salir pronto, no quiero que nos pille el calor, ya sabes lo difícil que resulta caminar cuando el sol pica, venga, no seas vago, levántate.
Ante tanta insistencia no tuvo más opción que ponerse en pie, a pesar de no haber podido pegar ojo durante toda la noche. Se desveló por estar pendiente de la televisión, entre pasar de una canal a otro terminó quedándose en una emisora que pasaba una película malísima, de esas que no irías a ver al cine, pero que, una vez empezadas en la tv, no dejas de verlas y te enganchan a las tres de la mañana.
La historia versaba sobre una pareja bastante extraña. Terminaban la relación y volvían, se decían que era por amor —una manera extraña de entenderlo —se dijo— y durante todo el desarrollo de la misma se veía a ese par pasándolo mal por querer hacer que funcionara algo que nació roto.
El tipo, que no era tonto, (o por lo menos creía que no lo era) viendo que, de un modo u otro, todo se iría al traste…
—aquí percibió la incoherencia del argumento, pues perdía sentido todo lo que hasta ese momento trataba de exponerse— quiso conocer gente y cada vez que le preguntaban si tenía pareja el respondía que algo así, se podía llamar de ese modo, que en realidad no tenía nada formal, en pocas palabras, estaba solo y por eso quería encontrar a alguien especial, su otra mitad, ya que, sostenía, tenía mala suerte en esas lides…
Siguió con ese rollo a ver si colaba, pero vio que semejante discursito no daba frutos, por eso decidió buscar otras opciones, bajo la premisa de que no es bueno poner todos los huevos en la misma cesta, pero, las cosas no le salieron como él quería.
En tal tesitura trató de contactar con una pareja de su pasado, pensando, el iluso, que aún lo esperaba. Las cosas no fueron muy bien y terminó metiéndose en líos.
Pensaba que era una gran muestra de amor decirle a alguien, que no veía desde hacía mucho tiempo: retomemos nuestra relación en dónde la dejamos, para mí, el tiempo se congeló desde aquel día, he intentado olvidarte, pero fue imposible, por eso he estado esperando a que todo volviera a su cauce y pudiéramos estar en este instante, un instante mágico, único, nuestro.
El ser tan insistente ocasionó que le pusiera una denuncia. Como estaba ambientada en los tiempos actuales, tal atención no era signo de buenos modos, sino más bien, de una insistencia un tanto enfermiza que, por lo tanto, devenía en acoso.
De este modo, su affaire terminó con una orden de alejamiento, pero esto no lo desanimó. Buscó más alternativas.
Más, tras varios intentos, se dio cuenta de que no era tan importante como él creía, nadie lo estaba esperando con los brazos abiertos, nadie lo tenía en buena estima, lo comprobó al contactar con más gente para la que se suponía, en su momento, importaba, sin embargo, ninguno de sus contactos tenía espacio para él en su vida.
Ante esto —y aquí seguía perdiendo coherencia la trama—, aquel personaje volvía sobre sus pasos y como si no hubiera pasado nada se resignaba a su vida de discusiones, sinsabores y de carencias. Su mundo era cada vez más oscuro, cada vez más asfixiante, pero era lo único que tenía, era eso o ser presa de la soledad para toda la vida o, por lo menos, era lo que creía. Así concluía la historia.
Al finalizar, comenzó a meditar sobre lo que había visto y no se imaginaba viviendo algo así, discusiones constantes, un ambiente en el que no se pudiera expresar de forma normal, pues, esa era la razón de estar con alguien o ¿no? —se preguntó— siempre tuvo claro que el amor en libertad dura mucho más.
Estar inmerso en relaciones así solo consigue que uno pueda ser infeliz —se decía—, no consideraba que fuera bueno para la salud, además debía ser desgastante estar dentro de una relación tóxica. Por suerte ese no era su caso, no tenía una relación perfecta, pero no sentía que fuera una carga, era feliz a su modo y trataba de hacer sentir lo mismo a su pareja, tras muchos años sentía que había hecho las mejores elecciones para su vida, se sentía conforme con todo lo que le sucedía, no podía pedir más, tuvo las oportunidades y las aprovechó.
Con un final tan malo —volvió sobre el telefilm—, era de esperarse que solo la echaran en la televisión, nunca perdería su tiempo yendo al cine, gastar dinero en tal bodrio, si por lo menos los autores tuvieran más imaginación. Era la típica película de los sábados o los domingos a las 3 de la tarde, para aburrir a la peña.
La mala noche la seguía sintiendo en el cuerpo, no le sentaba nada bien dormir poco, desde un tiempo a esta parte lo tenía controlado, pero cuando no lo podía hacer, al día siguiente lo pasaba fatal. Años antes este no hubiera sido un problema, incluso durmiendo solo una hora se levantaba como si nada, con ganas de hacer cosas, pero ahora esto era imposible, ¿se estaría haciendo viejo?, consideraba que para esto faltaban muchos años, además no se sentía así, pero en ese momento ante tal prueba creía que, tal vez, había una leve posibilidad que los años comenzaran a pesarle. Trató de pensar en otra cosa, mostrar que no estaba bien simplemente jodería el día y de ningún modo quería que eso sucediera.
Se vistió y se dio prisa. En efecto, era bueno salir temprano, pues el viento hacía que la sensación fuera más placentera, de otro modo sería imposible caminar por ahí, no había mejor modo de llegar a ese destino que yendo a pie.
Durante el trayecto, a propósito, caminó lento, cuando vio que había una distancia de unos metros, corrió un poco, se acercó haciendo el tonto, la miró, sonrieron, siguieron caminando.

APP

300

Dos