Creatividad

Una distinción

Por casualidad, una mañana, se enteró de la entrega de premios, en pleno cotilleo con los colegas. Por casualidad también supo que él era uno de los que estaban nominados, no sabía el puesto, pues sus fuentes (que no lo eran directamente) querían guardar algo de misterio, tampoco podían soltar tanta información, tenían un pseudo contrato de confidencialidad apalabrado para no romper la magia de la ceremonia. Ese acontecimiento sería registrado en video y no había nada mejor que conservar la cara de emoción que pondría el premiado, los gestos, el asombro, la impaciencia, en conjunto, señales que guardarían para la posteridad o, en su defecto, para una siguiente ceremonia.
Tras esa información, sintió un escalofrió que le recorrió el cuerpo, se sintió reconfortado por la noticia, sin embargo, cayó en que no tenía un traje para una circunstancia tal. Una gala así, necesitaba de una vestimenta nueva, impoluta, no podía asistir con la ropa de todos los días, debía ser especial. En cierto modo, más que estar alegre por aquel hecho, ser uno de los premiados, comenzaba a sentirse agobiado.
Obligado por la coyuntura tendría que ir de compras y a él eso no le gustaba, los centros comerciales solían estar abarrotados. En ocasiones se debía hacer cola para ingresar y no solo eso, después, para ir a los probadores, se tenía que hacer otra más, sin temor a equivocarse, era necesario dedicar, por lo menos, una mañana entera y eso siendo optimista. Nada le aseguraba que encontraría lo que le gustaba sin buscar demasiado, ya sí se ponía en la situación de no hallar nada de su agrado, quizá tendría que dedicar un día entero. El solo hecho de imaginarlo, estar metido en cuatro paredes con una horda de consumidores compulsivos, le fastidiaba.
¿Qué había hecho para merecer un premio? No estaba seguro de la razón de aquel honor, él solo cumplió con su trabajo como debía, sin esfuerzos excesivos, es más, consideraba que su rendimiento había decaído debido a los constantes cambios administrativos.
Unos pocos meses atrás, el encargado de su área fue trasladado a otra dependencia sin previo aviso, estas actitudes, por parte de la empresa, fastidiaban el buen ambiente que existía entre los trabajadores y, peor aún, perjudicaban el trabajo en equipo. Políticas difíciles de entender —afirmaba.
No sabía cómo responderse el haber sido escogido para una recompensa de ese estilo, rebuscaba en sus recuerdos y no encontraba nada que pudiera darle pistas. También existía la posibilidad de que se estuvieran quedando con él, le dio vueltas al tema y, por un momento, cogió fuerza la afirmación: todo era parte de una farsa para hacerle creer que estaba a puertas de recibir un reconocimiento, pero, si eso era cierto ¿cuál era la finalidad?, bosquejó una respuesta: manchar su imagen, mostrarlo ante los compañeros como un crédulo, un memo, un tipo que trabajaba por interés. Lo de quedar como un interesado le sentaba mal, era muchas cosas, pero no alguien al que movieran las ansias de reconocimiento, cualquiera que lo afirmara estaba equivocado. No obstante, dejó de pensar en esto, si era cierto o no, tendría que estar preparado, no quería subir a un estrado sin estar presentable.
Para hacer menos tedioso el ir de compras, buscó a alguien para que lo acompañara, de ese modo, si tenía que esperar, los tiempos se le harían más cortos, no es lo mismo ir solo que ir en compañía, pues si se alargaban los tiempos, podría charlar con su amiga.
A pesar de sus nulas esperanzas de salir pronto de ahí, no tuvo que aguardar demasiado, al entrar fue directamente al área en dónde se hallaban los trajes, se había mentalizado para no romperse demasiado la cabeza, consultaría si su elección era la correcta y no le daría más vueltas. La experiencia fue menos desagradable de lo que pensaba, consiguió hacerse rápidamente con la indumentaria que necesitaba y cuando se dirigió a los probadores la espera fue breve, solo tuvo que reservar un turno para usarlos, una de las encargadas le indicó cómo hacerlo, el procedimiento era sencillo, se instalaba una app y, en ella, se efectuaba la reserva. Cuando se probó el traje no notó que le quedara bien, sin embargo, su acompañante le aseguró que era perfecto para él. Como no entraba en sus planes el complicarse innecesariamente hizo caso y lo compró.
Durante varios días se devanó los sesos, no dejaba de inquirirse: ¿cómo tendría que comportarse?, ¿tendría que dar un discurso?, lo primero estaba más o menos claro, lo segundo, lo ponía nervioso, esto no era su fuerte, para salir del paso se pondría en manos de su buena estrella, si era posible solo daría las gracias y sí se diera el caso de que lo presionaran para hablar más, diría lo que se le fuera ocurriendo, improvisaría.
En la víspera de la celebración no pudo dormir, siguió cavilando sobre el tema a pesar de no quererlo, así llegó el día señalado, con la tensión en el cuerpo.
La recepción se efectuaría en un hotel, en él pasarían la noche todos los asistentes. Este lugar había sido elegido porque tenía un gran salón.
Al llegar lo recibieron sus colegas, antes de confraternizar hizo el check-in y se instaló en la habitación que le reservaron. Al volver al salón en dónde estaban sus compañeros, comenzó a distraerse, tomar una copa y a charlar. Los pocos que sabían de su condecoración se lo recordaban cada vez que podían, esto, dentro de todo, lo ponía nervioso, alguno le aconsejaba que bebiera más, eso le quitaría presión y, a la hora indicada, daría el mejor discurso de su vida.
Como aún faltaban varias horas para el inicio de la reunión, hicieron un grupo y se fueron a la habitación de uno de ellos, ahí vaciarían el minibar. Las copas iban y venían, hasta que comenzaron a perder el control, el alcohol se le subió a la cabeza. Viendo el estado en el que estaba y, no queriendo dar una mala impresión, se fue a su habitación. Miró la hora y se dijo que todavía tenía tiempo, por eso se recostó, una pequeña siesta le vendría bien, eso le ayudaría a despejar su mente.
Se entregaron los premios y, al momento de llamarlo, se hizo el silencio, el encargado de dar los galardones dijo que estaba no habido y luego añadió un par de frases, un chiste y todos rieron.

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