Opinión

Un mundo bestial

En un lugar apartado de Galicia, en la zona más rural, se establece una pareja francesa, aparentemente llevan una vida tranquila, están cumpliendo su sueño de vivir por y para la naturaleza, se dedican a cultivar el campo, viviendo de lo que cosechan, así pasa mucho tiempo. Sin embargo, el paraíso en el que viven no es tal, se ven envueltos en desavenencias con algunos de los vecinos, ocasionando que su vida, hasta ese momento apacible, se vea trastocada, pues comienzan a notar comportamientos poco amigables hacia ellos, lo que genera malestar en los foráneos, llegando al extremo de temer por su vida, este, grosso modo, es el argumento de la película estrenada en 2022, As Bestas, dirigida por Rodrigo Sorogoyen.
Conforme la realización nos adentra en su relato nos hace partícipes de los sinsabores de los extranjeros, no es fácil establecerse en un sitio en el que te hacen sentir como un invasor, un extraño que persigue un sueño en un lugar equivocado del mundo, un espacio en el que no existe futuro para quienes han vivido toda su vida ahí, el cual se nutre de los sueños de los pocos que quedan, porque aquellos que vieron un porvenir lo abandonaron antes de ver frustrados sus ideales.
En este sentido, si nos situamos del lado de los oriundos del lugar, podríamos entender el hastío que les provoca ver el mismo campo todos los días, hacer lo mismo una y otra vez, no sentir que eso pueda cambiar en algún momento, sino más bien que todo irá a peor, porque serán parte de un pueblo fantasma, por no ser atractivo para que la gente se establezca, en tanto sea tomado como lugar exótico. No obstante, esto sería divagar demasiado, ya que nada justifica ciertas actitudes, cosa que queda claro en el final de la cinta.
En consecuencia, todos viven en un orden aparente, roto a causa de un sentido personal de la justicia, que saca a la superficie el carácter violento de seres que se consideran buenas personas, de tal modo que, por encima de todo, se mantiene el instinto de supervivencia en un entorno hostil, encajando perfectamente en el núcleo temático de la cinta.
Tras ver la realización se siente en pantalla la angustia que viven sus protagonistas, el director consigue llevarnos al ambiente enrarecido que plantea en las imágenes, en donde nos hace empatizar con sus personajes, porque el fin que persiguen es claro, tienen motivaciones diáfanas sustentadas en la coherencia de su guion, en donde Luis Zahera hace gala de sus dotes interpretativas, convenciéndonos con su performance que es un tipo cansado de la vida que lleva, se denota la náusea en la que está atrapado y quiere escapar a toda costa, detestando a aquellos que se obstinan en ver magia en un sitio en el que no existe, ni por asomo, algún atisbo de progreso.
En resumen, As bestas, es una experiencia compleja, su eje narrativo nos mantiene expectantes y nos traslada a un mundo de ficción que tiene muchas similitudes con el real, pero que se toma la licencia de llevar al extremo el comportamiento del ser humano.

Lume

Agli