Opinión

Trama seductora

Hace pocos días se estrenó en Netflix La balada de Buster Scruggs (The Ballad of Buster Scruggs, Joel Coen, Ethan Coen, 2018). Llamó mi atención por ser una película de estos hermanos que, a lo largo de su obra cinematográfica, han realizado grandes producciones, entre las que podría nombrar: Fargo, El gran Lebowski, Barton Fink, Muerte entre las flores, No es país para viejos, entre otras. Cada una con una esencia propia, que nos ofrece una experiencia distinta. El filme estrenado este año es peculiar, está conformado por seis historias que poseen un estilo y trama diferentes, en donde se nos presentan personajes variados, desde forajidos, artistas, hasta gente noble y con esperanzas.
Para juzgar está propuesta hay que entenderla como un todo, a pesar de que cada subtrama pueda ser interpretada de forma independiente y existan diversos enfoques para abordarla. La obra se adentra en distintas construcciones narrativas, que pueden situarse en el mismo espacio, pero se diferencian por los arquetipos que exhiben. Al terminar de verlas uno se queda con la sensación de estar ante algo fresco, en donde se vuelca lo mejor de los filmes anteriores de sus autores. Se pueden observar varios de sus registros, la comedia, los personajes carnavalescos, lo bizarro, la banda sonora y el cuidado de la fotografía.
En ocasiones me he imaginado siendo parte del público que asistió al estreno de obras como: Lo que el viento se llevó, Luces de la ciudad, Ciudadano Kane, Apocalipsis now, Star wars, El padrino, Toro Salvaje, Taxi Driver, La naranja mecánica, Serpico, Dos hombres y un destino, La ley del silencio, Annie Hall, Seven, entre otras, y salir con la sensación de haber visto una realización que será apreciada con el pasar de los años como una producción memorable. Los espectadores posteriores nos hemos acercado a visionarlas por recomendaciones o porque se han convertido en imprescindibles dentro del séptimo arte.
Muchos consideran nuestra época como insustancial y por esa inconsistencia desechan la posibilidad de que se produzcan obras que serán recordadas en el futuro.
Hace algunos años me topé con un texto que abordaba, en cierto modo, este asunto. En él, dos catedráticos, sostenían que los alumnos universitarios en la actualidad, no se podían comparar con los de su época, eso les preocupaba, consideraban que, debido a ello, el nivel intelectual dentro de esa institución se vería mermado, no había nada rescatable. En lugar de proponer una solución a ese problema, se jactaban de todo lo que habían conseguido y no podrían obtener sus alumnos. Cuando leí este texto sentí un golpe muy duro, me sentí defraudado, por esa forma de percibir a las nuevas generaciones. Además, añadían que tratar de motivarlas sería una empresa complicada, por eso, era mejor refugiarse en un pasado más elevado y dejar de lado el presente poco alentador.
Es un error pensar que todo lo bueno ya ha sido producido, considero que cada época aporta, en la medida de lo posible, elementos rescatables. Se pueden producir obras memorables, no al estilo antiguo, sino como representación del momento en el que surgen, no es lo mismo vivir en el 2018 a hacerlo en otro tiempo, no existe punto de comparación, por eso, aquellos iluminados que se mantienen en la idea de que lo nuevo no vale la pena y que todo tiempo pasado fue mejor, simplemente se centran en sus construcciones artificiales y pecan de necios. Su obcecación les produce ceguera: no les permite ver nada destacable en las producciones modernas.
En cuestión de literatura, algunos sostienen que la moda de escribir novelas sobre asuntos personales y centrados en los momentos más peliagudos de los recuerdos de su autor, llamada auto ficción, dejan de lado lo fundamental para las bellas letras, es decir, la ficción, centrándose en ser textos fácticos. Esa poca pericia que demuestra el escritor, deja de lado la técnica en aras de ofrecer un producto que será mejor acogido por las masas y, de esa manera, vender más libros. Este aspecto era lo fundamental dentro de la crítica que efectuaban.
Un amigo me decía que era imposible, en un futuro próximo, la producción de una gran novela, esto a causa de que la gente lee poco y prefiere lo light a lo sustancial. No estaba de acuerdo, tal vez, ahora se está escribiendo esa gran novela, una que esté al nivel de las canónicas, nadie puede ser tajante en este sentido.
La expectativa que me generó esta cinta se vio colmada en su totalidad, me dejó un buen sabor de boca y, dentro de todo, me produjo la sensación de estar delante de una película que se quedará en el imaginario de los espectadores por mucho tiempo; dará pie a escritos, críticas y, asimismo, trascenderá. Con el paso del tiempo podré decir que fui uno de los primeros en verla en el mes de noviembre del año 2018.

Mitchel Ríos

Lume

Agli