Opinión

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La manera de interactuar entre los seres humanos ha ido cambiando conforme ha avanzado la tecnología. Se han roto las fronteras, los tabúes y la idea de una forma única de iniciar relaciones ha evolucionado.
Pierre Bourdieu en uno de sus célebres libros: «Razones prácticas», nos habla de los diferentes procesos que se dan en el medio y las distintas interrelaciones que se producen en ellos, imagina al mundo como un cuadro de abscisas y ordenadas, colocando en la parte superior del mismo a las actividades con prestigio, es decir, las que dan fama, consiguen laudos a los que las realizan y es el medio en el que se mueven los capitales culturales. En ese cuadro llamado «Cuadro de las distinciones» se muestran los diferentes espacios sociales y señala las zonas fronterizas en donde se pueden realizar diversos procesos de vinculación e indica los puntos en donde es más probable que se den transgresiones.
En la actualidad esa perspectiva de un proceso de transgresión que ocurre únicamente entre espacios fronterizos ha sido desmontado por las nuevas tecnologías de comunicación; hoy se puede dar el caso de interacciones entre dos puntos alejados dentro de ese cuadro de abscisas y ordenadas.
Una forma común de relacionarse en la actualidad es por medio de los chats y los mensajes de texto (SMS); para este fin se comenzaron a utilizar las herramientas que facilitan los nuevos soportes tecnológicos. Cuando se inventaron fueron formas novedosas, Internet cambió la manera de interrelacionarse de las personas, por medio de estos sistemas muchos lograron conocerse.
Hay historias de gente que ha iniciado relaciones sentimentales gracias a esta gran red, en las salas de chat se les hace más fácil abrirse, se muestran tal y como son. La predisposición de dar a conocerse es tal que muchos publican imágenes y van contando sus acciones conforme las van realizando.
Por medio del chat se pueden acercar posiciones distintas, se pueden llegar a conocer personas completamente diferentes sin ponerse barreras. Los que se implican en aventuras así, tal vez han intentado de todo para dejar de estar solos, por eso iniciar algo de este modo no se contrapone a nada, para ellos es una opción más para conocer gente, no obstante, el único problema que surge es la distancia que los separa, esa distancia es real (metros, kilómetros, millas), pero la relación que entablan no sabe de longitudes, nace por la atracción interior y no por el aspecto físico, crea el mito de la gente que se conoce en un medio virtual y llega a tener un final feliz; sin embargo, también existe un lado oscuro, no todo es bueno, así como podemos encontrar una parte agradable —la que todos queremos conocer— se oculta otra cara en donde gente sin escrúpulos busca sacar ventaja de las necesidades de otros. En un ámbito como el del chat existe la mentira al igual que en el mundo real, no es un entorno ideal aislado de los defectos del que nos rodea.
A muchos la invención de estos sistemas de comunicación les ha solucionado la vida, encender un ordenador y sentarse delante de una pantalla no les supone esfuerzo, pasar horas escribiéndole a alguien que está en las antípodas tampoco. Este tipo de interacción es una buena manera de ampliar nuestro mundo y relacionarnos con gente de diversos lugares, culturas, costumbres e ideas diferentes, en este espacio virtual se producen transgresiones a diario; se relacionan actores de diversos lugares dejando de lado fronteras que los separan, en un medio así estas no existen. Nuestras fronteras serán nuestra forma de pensar.

Mitchel Ríos

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