Opinión

Supervivencia

Mudarse a un nuevo espacio conlleva un proceso de aclimatación, implica comenzar a acostumbrarse a la idiosincrasia de los habitantes del lugar, del medio, así como a los entresijos de sus interrelaciones. Ser el nuevo (en cualquier aspecto de la vida) es una experiencia que nos condiciona, pues no siempre estamos preparados para lo que nos espera, esa incertidumbre, la de ser el extraño dentro de un grupo de habitantes que se conocen de toda la vida, altera nuestro comportamiento, no actuamos del mismo modo que si se tratara del lugar de donde procedemos, esto debido a la poca confianza que sentimos (y nos hacen sentir). Esta vivencia, la de comenzar a hacer migas con gente desconocida, en algunos aspectos puede resultar enriquecedora, sin embargo, no todo es parte de un cuento de hadas, pues nos podemos encontrar con la cara opuesta, una localidad que nos reciba de manera hostil, haciéndonos notar que no pertenecemos a esa tierra (y nunca llegaremos a formar parte de su comunidad), siendo apartados de ella.
Esto, más o menos, es lo que vive el personaje principal de Perros de Paja (Sam Peckinpah, 1971). Una pareja, en busca de un lugar apacible, se muda a una casa en el campo, en donde anhelan vivir de manera tranquila, sin sobresaltos, alejados de los vaivenes de las grandes urbes, sin embargo, la paz inicial se ve trastocada por sucesos agresivos que los implica directamente. En esta película, se aborda de manera clara y directa el problema de la violencia y los daños que ocasiona.
Lo más resaltante (sobresaliente) en esta producción es el proceso de transformación que se da en David Summer, encarnado por Dustin Hoffman. Al inicio nos presenta a un tipo sosegado, pacifista, orientado en sus estudios, tranquilo, que puede ser tomado como un pusilánime. Esa actitud que al principio demuestra ante la agresividad que lo circunda, posicionándose de forma conciliadora, cambia durante el desarrollo de la obra, porque es llevado al límite, demostrando que el espíritu humano puede ser desequilibrado emocional y mentalmente cuando es expuesto a lo más oscuro de su comportamiento.
Esa metamorfosis sufrida por Summer saca a relucir aspectos primarios en su actuación, tal vez censurados en el día a día, solo así se explica esa transformación, ya que prevalece su instinto de supervivencia, deja de lado lo racional y da paso a sus inclinaciones más básicas. Debido a esta conversión el filme se vuelve trepidante, dando acceso a una sucesión de imágenes que nos da más pistas del camino recorrido por el arquetipo principal.
Una cinta difícil, no es fácil adentrarse en su historia, a veces resulta pesada, otras demasiado inverosímil, es ficción, pero la forma de plantear el tema resulta poco precisa, en especial, al inicio, haciendo que nos preguntemos ¿qué pasa aquí?, no obstante, a pesar de esa sensación inicial, conforme se suceden las escenas, mejora en su propuesta, llegando a ser interesante, independientemente de lo que sintamos por los personajes (si empatizamos o no con ellos) y lo maniqueos que resulten.

Mitchel Ríos

Lume

Agli