Opinión

Suerte esquiva

Un día pensó que su mala suerte pasaría a ser historia, por primera vez uno de sus planes se llevaría a cabo como lo planificó, teniendo en cuenta al detalle los imprevistos que pudieran surgir, su motivación: dejar de ser un perdedor. Para conseguir salir airoso programará una serie de labores que deberá cumplir, todo parece que marcha sobre ruedas. Dejará en el pasado ese desdén con el que lo ha tratado la vida, tomará las riendas de su destino y, en esta ocasión, la suerte estará de su lado.
En su cabeza el plan no tiene errores, no tiene puntos flacos, lo revisa hasta el cansancio, es perfecto, saldrá airoso. Al final de la jornada, tras cantar victoria, se sentirá realizado o, por lo menos, eso es lo que cree, ¿qué podría fallar?
La película Atraco perfecto (Stanley Kubrick, 1956), nos presenta a Johnny Clay, un tipo que está decidido a dar el último gran golpe de su vida. Al salir de la cárcel tiene en mente llevarse el dinero de la recaudación de un hipódromo, la suma es tal que para llevar a cabo su plan consigue que más personajes se impliquen, un policía corrupto, un cajero, un barman, entre otros. Todo parece salir a la perfección, pero nada es perfecto en este mundo.
El personaje encarnado por Sterling Hayden, Clay, se convierte en el eje mediante el cual discurrirán las acciones de la cinta, planifica, lleva a cabo y tiene un papel fundamental en el desenlace de la historia. Al inicio no sabemos muy bien de que trata el asunto, pero, de repente, escuchamos una voz que comienza a ponernos al día sobre todo lo que está sucediendo, quizás es la voz de la conciencia de Johnny (esto no se llega a saber), por medio de ella somos partícipes de lo que va a acontecer en pantalla.
Por otro lado, el filme reflexiona sobre el papel del destino en la vida del hombre, pues por más que confíe en su buena estrella, existen fuerzas superiores a él que decretan el resultado de sus planificaciones. Estas, por medio del azar, influyen en las consecuencias de las mismas, es decir, su entramado se sustenta en el determinismo, porque plantea que el destino del ser humano está prefijado por las eventualidades en las que tienen lugar, por ende, ninguno de los actos son voluntarios, sino preestablecidos. Dentro del relato de esta producción el que nace perdedor morirá perdedor, por más que trate de cambiar su suerte.
Saber que Kubrick es quien está detrás de la puesta en escena le da un plus a la obra, su fama hace que todo lo que lleve su nombre tenga una marca de calidad, sin embargo, comparada, esta cinta, con el resto de su filmografía está claro que denota la falta de rasgos técnicos que adquirirá con el tiempo, porque esta realización está enmarcada dentro de sus primeras producciones, por lo tanto, es una buena muestra de su genialidad en ciernes.
Podemos estar de acuerdo o no con la forma en la que se narra la historia, habrá partes que plantearíamos de otra forma o nos gustaría que tuvieran un modo diferente de desarrollarse, pero no se puede negar que The killing entrega momentos destacables, porque nos hace partícipes de una sobresaliente construcción. La forma en la que está hecho el montaje y la manera en la que se van hilando las distintas tramas hacen de esta película un producto con el cual el espectador consigue implicarse. Tiene un curioso final.

Lume

Agli