Opinión

Sueños y más sueños

Play it, Sam, de buenas a primeras una frase simple, con un sentido concreto dentro de Casablanca: tócala, Sam (nombre del pianista en la obra). Woody Allen toma como referente está cinta (en especial esta expresión) y añade la palabra again, quedando Play it again, Sam, tócala de nuevo Sam. Con esta fórmula tituló el libreto de su obra de teatro que se estrenó en 1969, llegando a ser tan popular que fue adaptada al cine en 1972 (con el mismo nombre), fue dirigida por Herbert Ross y el papel del personaje principal recayó en el autor. Allen fue el encargado de adaptar el guion al cine. En España se tituló «Sueños de un seductor».
La película nos cuenta la historia de Allan Félix, un crítico de cine que tiene problemas existenciales (como casi todos los personajes de Allen), sufre el desengaño del primer matrimonio, su forma de ser no estaba en sintonía con la de su pareja. Ella quiere conocer mundo y a su lado considera que está viendo la vida pasar (como si fuera una simple espectadora), pues tiene presente que ese tiempo perdido no volverá, quiere ser activa y no pasiva, por eso decide enrumbar hacia otros lares, dejándolo solo.
La forma de ser de Félix es un problema para sí mismo, vive en un mundo caótico, si se le puede llamar así, delimitado por sus manías, es un neurótico compulsivo, adicto a los sedantes, hipocondriaco y con complejos que saltan a la vista, no cree estar a la altura de las situaciones que le toca vivir, a veces se le van de las manos. Allan está convencido de que su mejor edad ha pasado.
Este viaje a través de la personalidad de Allan que nos ofrece la película es una clara muestra de la genialidad del cine de Woody Allen y la magia que tienen sus guiones. El humor que se observa en la obra nos encandila y nos hace transitar por los caminos agradables de una producción que no defrauda.
Esta adaptación urbanita del clásico de los años cuarenta: Casablanca. Parodia —sin caer en el ridículo— escenas memorables de la misma y algunos parlamentos que va desarrollando en su trama, en especial la escena final en dónde el personaje principal Richard se despide del amor de su vida, Ilsa Lund, y ve como despega el avión de su amada hacia Lisboa para ponerse a salvo, dejando atrás la guerra y como dice uno de ellos: Siempre les quedará París. Luego tiene lugar el diálogo con el Capitán francés Louis Renault quien le dice: Presiento que este es el comienzo de una hermosa amistad. Secuencias destacadas que han pasado a la posteridad.
Al inicio de Play it again, Sam vemos al personaje interpretado por Allen delante de una pantalla de cine, viendo a su admirado Humphrey Bogart encarnando a Rick Blaine, para él un paradigma del conquistador por excelencia, en su mente lo toma como guía, su imaginación (en una alteración de la realidad) hace una representación de Rick, como si le hablara, por eso le da la potestad para aconsejarle, le da las pautas necesarias para tomar decisiones y poder desenvolverse en lides amorosas.
Ese espejo (el de Bogart), en el que quiere reflejarse Allan, le devuelve una caricatura de sí mismo, pero, a su pesar, por más que lo intente es su realidad, cuando reconozca que solo es un simple remedo del arquetipo que admira podrá entender que no es necesario ser seductor cuando se tiene sentido del humor.

Mitchel Ríos

Lume

Agli