Opinión

Stalag 17

En 1953 se estrena la película Traidor en el infierno, dirigida por Billy Wilder, su trama se desarrolla en un centro de reclusión alemán, llamado comúnmente Stalag, abreviatura de Stammlager, lugar dedicado exclusivamente para internar a prisioneros de guerra militares, de acuerdo con la convención de Ginebra de 1929 no se podían tener en estos lugares reclusos civiles.
En uno de esos campos de reclusión, durante la Segunda Guerra Mundial, un grupo de presos comparten el mismo espacio de cautiverio, el barracón 17. Tras ver truncados todos sus intentos por escapar, ya que los soldados alemanes siempre están un paso por delante de ellos, comienzan a sospechar que hay un traidor en sus filas, puede ser cualquiera. Después de indagar, las miradas se centran en el sargento Sefton, un tipo que hace negocios en aquel sitio y tiene buena relación con los alemanes. Todos los indicios apuntan a que este hombre, cínico y flemático, es quien ha informado al enemigo de sus planes a cambio de favores, sin embargo, se ciernen las dudas en la atmósfera, tal vez están equivocados y están acusando a un inocente.
En Stalag 17 (título original de la obra) conviven un grupo heterogéneo de personajes, cada cual más peculiar, esta caterva de militares que, capturados en combate y retenidos en contra de su voluntad, planean una y otra vez escapar, a pesar de ver truncados sus planes no se sienten amilanados, solo quieren dejar atrás esa época de penurias. Como bien dice uno de los personajes a sus compañeros, a pesar de vivir experiencias juntos en prisión, no quiere recordar la vida en reclusión, quiere olvidar ese momento aciago, por eso expresa en voz alta: si os vuelvo a ver, finjamos que nunca nos hemos conocido. A pesar de que suena a un chascarrillo, en sí mismo, expresa la voluntad de los encerrados. Supongamos que esa narración nunca sucedió, simplemente fue algo circunstancial, la vida en libertad no tiene porque estar ligada a lo que pasó allí, un lugar en el que se sufrían malos tratos.
Al terminar de ver esta cinta me quedé prendado de ella y del montaje del director por lo bien contado que está el relato que desarrolla en su metraje. Además de soslayo, tras la comedia, esconde una crítica mordaz al autoritarismo, a las traiciones, la crueldad, al modo en el que se conducían los militares alemanes y como simulaban ser amigos de los prisioneros para sonsacarlos y obtener información.
En un documental el director, Wilder, sostenía que lo difícil no es contar una historia, porque todo aquel que se sienta a desarrollar, escribir, sobre el papel tiene miles de ideas, lo intrincado es ordenarlas, darles sentido, poner en el emplazamiento adecuado cada una de sus partes. Así veía el modo de hacer películas, sin dudas, es uno de los grandes maestros dentro del séptimo arte, por eso tiene muchos seguidores alrededor del mundo, esto da pie a confiar en la afirmación de Fernando Trueba: Quisiera creer en Dios para darle las gracias, pero solo creo en Billy Wilder.

Lume

Agli