Creatividad

Solo un buen recuerdo

Iba en cualquier dirección. En el trayecto pisaba las hojas de los árboles esparcidas en la acera; el ruido de los coches, el aire helado y los rayos de luz tenue que dejaba traspasar el cielo nublado, le incomodaban al transitar esas calles.
Eres un buen recuerdo… fue lo que le dijo la última vez, se esperaba cientos de frases, por lo menos más originales.
—También puedes hablar, no estés tan callado, imagino que tienes muchas cosas que decir, ¿aún sigues siendo…?
Esa época fue una de las mejores —decía—, atesoraba los recuerdos y volvía a ellos cuando se sentía mal —soltó un par de suspiros y continuó—.
Era agradable escuchar todas esas palabras referidas a mí, ¿quién no se sentiría halagado?, pero había un pequeño problema, si todo era tan bueno ¿por qué no seguimos juntos?, ¿cómo podía explicar el dolor que me causó?
—Escucho todo lo que dices y me dejas en shock, nunca imaginé que significara tanto para alguien.
Sus dolores de cabeza, cada vez más persistentes, necesitaban ser mitigados de forma constante con pastillas. Tenía un límite, no tomaba más de tres por día, sobrepasarlo significaba quedar grogui; esta situación era contraproducente, era como querer apagar un incendio con gasolina.
Esa copla se repetía en los labios de las personas de su pasado, luego añadían más palabras que sustentaban esa afirmación.
—No te subestimes, eres una buena persona.
No planifiqué que las cosas salieran de ese modo, sé que… no tuve el mejor comportamiento, soy consciente que nuestros caminos se separaron por nuestras decisiones, podíamos seguir, pero llegamos a un punto en el que ya no sentía ese apoyo que necesitaba, con esto no quiero echarte la culpa —sonrió—, si una relación se va al carajo es por ambas partes, no solo por una, no busco justificarme —don’t get me wrong—, tomé la decisión que creí correcta en ese momento y estuvo bien durante un tiempo.
Las formulaciones soltadas al aire eran correctas, pero parecían dichas porque estábamos cara a cara, eso se sustentaba en varias interrogantes que surgían. Era mejor seguir escuchando.
—No exageres.
Tenía prisa por sentarse, coger el diario y ponerse al día de las novedades del mundo, lamentablemente, solo pudo hacerse con uno de dudosa línea editorial, el nombre del mismo lo decía todo, sonaba demasiado cacofónico, no valía la pena repetirlo.
Los epítetos llenaban el ambiente, algunos eran desmedidos, otros, por el tono, se iban a los extremos.
—Eres todo lo que digo y más, no agrego ni quito nada.
Necesitaba respirar, salir del ambiente que me constreñía, no voy a decir que me sentía sin aire, solo que me parece más adecuado decir lo anterior, no soy de un vocabulario tan rico como el tuyo, lo notas en las veces que repito la palabra que, no sé si las contabilizas, pero van unas cuantas.
Todo esto lo dice ahora, porque quiere quedar bien conmigo, quizás está pasando una mala temporada y desea tenerme nuevamente, pueden ser muchas cosas, no estoy seguro.
—Sí que has cambiado, ahora eres más callado, me desconcierta tu silencio.
Al pasar unas cuantas páginas decidió abandonar su lectura, las noticias eran risibles, no valía la pena perder el tiempo de ese modo.
Si ambos fueron parte de esa historia ¿por qué no la recordaban del mismo modo?
—Como dije, te escucho, no quiero interrumpirte.
Quedé hecho pedazos, el desconsuelo era general, el tiempo pasó y cogí todas esas partes; me levanté y rehíce mi vida. Los eventos no detuvieron la sucesión de horas, días, años, ¿qué podía hacer?, tenía que fingir, actuar como si nada hubiera pasado. No estaba en mis planes encontrarte de nuevo. De todos los trozos hubo uno que nunca te olvidó, te recordaba —no pudo decir esas palabras, se le atragantaban, las guardaría para la próxima vez y le diría: esa parte te está hablando.
No puedo creer todo lo que me dice, me extraña que hable de ese modo, no soy tan bueno, lo sé, si fueran verdad sus aseveraciones ¿por qué no me buscó? y no me vale que diga que eso sucedió porque perdió mi número, debería darme una respuesta más creíble.
—Puedes agregar lo que te apetezca.
Pidió un vaso con agua, se hacía insoportable el dolor, muy a su pesar consumir esa pastilla lo encasillaba en el grupo de gente que debía ingerir un plus para hacer más llevadera la jornada, pero no podía hacer nada.
Cada uno adecuó esas rememoraciones a sus circunstancias y se notaba por esa disparidad de opinión con respecto a ellas.
—Te tomo la palabra.
Durante unas temporadas parecía que las cosas iban bien, ese es el problema, cuando todo parece ir bien es cuando van peor, lo descubrí de la peor forma. Es cierto, solo se valora lo que no se tiene.
Con lo fácil que hubiera sido coger el teléfono y llamarme, ahora no hay excusas, podía hacerlo, si consideraba que era un buen recuerdo, solo debía ubicarme para que dejara de ser pasado y me convirtiera en su presente. No se dio, no se hizo nada para que eso ocurriera.
—Interrumpe cuando quieras.
Le acercaron la bebida, esperaría unos minutos a que hiciera efecto, mientras tanto, se sentó a leer los mensajes del móvil.
Una de las partes prefirió callar y dejar a la otra seguir expresándose, no pretendía ser un aguafiestas.
Se me hizo tarde, tenemos que quedar de nuevo, me lo debes, tengo mucho que contarte.
Estoy cansado de ser el buen recuerdo de alguien, ahora quiero ser el presente, el buen presente de…
—No me malinterpretes.

Mitchel Ríos

APP

300

Dos