Opinión

Sin fondo

En 1986 debutó en la gran pantalla el personaje Pete Maverick en la película Top Gun, un piloto de la fuerza aérea norteamericana encarnado por Tom Cruise. En ella actua como un tipo intrépido, sin miedo al peligro y que encara con gran entusiasmo el pertenecer a un grupo de élite.
Tras algo más de treinta y cinco años, nuevamente se retoma este personaje, en la película Maverick, estrenada el 2022.
En esta nueva entrega nos encontramos a un Pete maduro que ha llevado a cabo su sueño: se ha convertido en un referente en lo que a pilotaje se refiere.
Como su única motivación es pilotar aviones, esquiva el ascender en el escalafón militar, debido a que esto implicaría dejar su puesto y dedicarse a actividades menos interesantes, administrativas. En tal contexto es emplazado a entrenar a un grupo de élite con el fin de atacar unos objetivos que pueden poner en peligro la seguridad mundial, a pesar de su reticencia se embarcará en esta nueva aventura y mostrará su habilidad para comandar un equipo de aviadores.
Me embarqué en el visionado de esta realización al saber que estaba nominada a los Oscar, sin embargo, me sorprendió que una película de este estilo estuviera en la lista de posibles ganadores de esta estatuilla (tengo en mente muchas que, siendo mejores, no han aspirado a ese premio), por eso mismo, esperaba que tuviera más fondo, o, por lo menos, más sustancia, y que no se centrara simplemente en lo visual, lo cual es destacable, pero no puede ser el eje bajo el que gire toda la cinta, ya que en el resto de los apartados no está a la altura, no hay nada que sorprenda, tampoco deja nada resaltante para analizar.
Asimismo, resulta predecible (los guionistas no se rompieron la cabeza a la hora de escribirla), esto le quita emoción a la trama, está llena de clichés, por no decir que estamos delante de una gran idea repetitiva, uno sabe por dónde van los tiros en todo momento, el héroe siempre sale airoso, a pesar de que todo confluye para evitar su triunfo, de repente, de milagro (deus ex machina) aparece alguien que lo saca de apuros. Estas realizaciones no buscan que empatices con el personaje.
Por otro lado, esta nueva historia no aporta nada nuevo al universo narrativo inaugurado en los años ochenta del siglo pasado, simplemente se queda en la anécdota, no se ve un desarrollo de los personajes, en pocas palabras, resulta ser una secuela innecesaria que no logra superar a la primera.
Tras ver esta producción queda claro que es del tipo de películas que uno ve para pasar el rato, hace algún tiempo un spot publicitario decía: el tipo de película que no irías a ver al cine, pero sí la verías en la televisión. Creo que esto resume lo que sentí al concluir su visionado, no logró emocionarme, simplemente me entretuvo. Es un producto que olvidaré pronto. Pasará a formar parte de las obras sobre las que no volveré, ni recomendaré.

Lume

Agli