Opinión

Secretos

Una pareja recibe a otra en su piso de New York, al inicio se muestran hospitalarios, sin embargo, conforme va pasando el tiempo y se van desarrollando ciertos hechos, esta va cambiando hasta generar un ambiente tenso, desagradable. Lo que en un principio debió ser un encuentro ameno, comienza a resquebrajarse, deviniendo en una serie de reclamos, llegando a ocasionar desencuentros entre los asistentes a la reunión. Es así que las caretas se aparcan y dan paso a las verdaderas motivaciones de los actuantes, pues, en esa tesitura, viéndose desprovistos de todos los convencionalismos, entienden que fingir no tiene razón de ser. Queda el camino libre para que saquen a relucir sus comportamientos más primitivos.
Este es, de una forma aproximada, el argumento de Carnage (Roman Polanski, 2011). Se basa en la obra de teatro, del mismo nombre, escrita por Yasmina Reza.
La obra de Reza se enfoca en la hipocresía asentada en la sociedad que trata de guardar las formas y, asimismo, disfraza con moralidad las acciones instintivas (características) del hombre. Cualquier hecho puede sacar a relucir, como si de un desencadenante se tratara, los comportamientos más primarios del ser humano, solo es necesario que se den las condiciones adecuadas para que se abandonen las pautas sociales.
Muchas veces, ante determinados hechos (por muy desagradables que sean), estamos obligados a guardar las formas y guarecernos en el silencio, dejando de lado a esa voz interior que nos conmina a reaccionar de un modo diferente, porque, según los entendidos, lo mejor es dejar que pase ese mal trago y no agriarnos el genio innecesariamente, pero ¿qué pasaría si no siguiéramos esa premisa y diéramos paso a lo que realmente quisiéramos hacer? Quizás actuaríamos de un modo que, luego, nos causaría cargos de conciencia, pues dejarse llevar por el momento trae consigo remordimiento. Actuar instintivamente, más aún de modo enérgico, nada bueno trae.
Lo destacable en Un Dios Salvaje es la unidad de lugar, mantiene, en todo momento, en vilo al espectador sin salirse del decorado. Durante su desarrollo, al mostrarnos unas circunstancias corrientes, consigue una concentración de momentos cotidianos que sostienen el andamiaje de la narración, a eso se suman las buenas interpretaciones de sus actores, a pesar del cambio de registro interpretativo, conforme se van sucediendo las escenas. Gracias a esa naturalidad nos convence de que esos incidentes a cualquiera nos podrían pasar.
Esta obra aborda igualmente la incomunicación dentro del matrimonio. Si bien, lo hace de forma sutil, nos muestra los peligros de vivir sumidos en una mentira, porque a las primeras de cambio salen a relucir esos resquebrajamientos generados por el autoengaño constante. Nada es perfecto, es verdad, y es necesario entender que las parejas libres de defectos no existen.
Esta cinta se hace corta debido a las interacciones de sus arquetipos que consiguen que no se haga pesado el tema que aborda, también es resaltante la buena química que existe entre sus actores (se puede observar en la pantalla). La realización de Polanski apelando a lo sencillo consigue otorgarnos una película destacable.

Mitchel Ríos

Lume

Agli