Creatividad

Ruidos

No conocía a los vecinos del primero, no estaba seguro si alguna vez se los cruzó en el rellano.
Solo se hacían notar por las noches, parecía como si movieran cajas, saltaran. Escogían las horas en las que se disponía a descansar, resultaba molesto sentir sus ruidos.
Tal vez, y por eso no decía nada, no eran conscientes de lo que acontecía a sus pies, al centrarse en sus asuntos, perdían de vista el alcance de sus acciones.
Algunas veces tuvo la intención de ir y llamarles la atención, no era posible que causaran tal incordio y lo peor de todo era que le estaba afectando en su día a día, no sabía como explicarlo claramente, pero resultaba que estaba más irascible en el trabajo, más propenso a dar malas respuestas, ser borde (en general). Se agobiaba con suma facilidad, sentía que la situación lo sobrepasaba, ¿en dónde desembocaría todo esto?
Hubo algún precedente en la comunidad. Un grupo de vecinos redactaron una queja, se había mudado una señora con su perro al bloque y dejaba pelos por todas partes, redactaron un informe que entregaron al presidente de la comunidad, argumentaban que era imposible convivir con una persona así. El tipo se hizo cargo del tema y escribió en una hoja, que colgó a la entrada, una serie de pautas a cumplir.
Por un tiempo todo fue en orden. Sin embargo, las cosas se torcieron. Este hecho hizo que el resto de los vecinos recolectaran firmas para pedir al dueño del apartamento que no le renovara el contrato de alquiler. Sentían que habían sido pacientes. En cierto modo se notó unidad en aquel bloque. Fue una situación peliaguda que se pudo solucionar, dejando a la vecina que incordiaba en la calle, nadie sintió remordimientos, nadie se preguntó ¿a dónde iría a vivir? Por salvaguardar su tranquilidad les dio igual hacer que la echaran del piso. No hubo voces discordantes, ya que, si alguien se hubiera opuesto, se habría expuesto a ser tomado como un disidente, alguien que no estaba de acuerdo con la gente de bien.
Cuando pensó en esto, se le ocurrió ir a hablar con el encargado del bloque, pero no tenía mucha confianza, tendría que llevar una denuncia fundamentada, en donde hubiera alguien que apoyara su posición, porque, mientras solo fuera él, sería su palabra contra la de los nuevos vecinos, estaba en una situación delicada.
Él no quería una decisión extrema, no pretendía que echaran a esas personas del piso, solo ansiaba un llamado de atención, nada más, algo que les hiciera notar lo mal que se comportaban.
Mientras pensaba en esto se comenzaron a escuchar ruidos, daba la impresión de que un balón rebotaba en el techo, le resultaba molesto, ¿era mejor subir y decir un par de cosas?, después de pensarlo se dio cuenta de que esto no resultaba factible, pues implicaría llevarse mal con gente que no conocía y eso era lo peor que podía pasar. Le gustaba tener perfil bajo, no hacerse notar, pasar desapercibido, ser un buen vecino, con un currículo intachable.
Los ruidos no se silenciaban, se hacían más constantes, incluso se podían escuchar gritos (o eso era lo que creía), ¿estarían discutiendo?, en otro momento parecía que alguien lloraba, ¿sería mejor llamar a la policía?
Mientras cavilaba sobre estos asuntos, los sonidos se volvían más persistentes.
Al día siguiente, temprano, se puso a charlar con otro vecino, intentó sondear cual era su apreciación sobre los nuevos, pero no fue posible sacarle información, cuando deslizó que… sintió que no lo tomaba en serio, la respuesta: «yo no los escucho», fue rotunda.
Ante tal juicio, se replanteó si realmente pasaba lo que él sentía, ¿podría ser una mala jugada de su mente?, porque si aquellos ruidos tenían lugar, él no sería el único que debía sentirlos, alguien más pasaría por el mismo trance. Pero tras sondear opiniones, notó que estaba solo en esa empresa.
Aquella noche se repitió la misma escena de todas las noches. Todo estaba en silencio, hasta que de repente empezaba el espectáculo, comenzaban a mover cosas. Para tener pruebas intentó grabarlos con el móvil, lo hizo unos minutos, mas cuando quiso comprobar la grabación, notó que el sonido era pésimo, no se podía distinguir lo que pasaba, si bien, se notaban ciertos sonidos, parecían más producto de lo que pasaba en su habitación. Es así como se resignó a no ser tomado en serio, tenía la alternativa de filmar un video, pero su móvil era de los sencillos, no era capaz de hacer una grabación en condiciones.
Dándose por vencido, subió el volumen de la televisión, por un momento le pareció que no se escuchaban los ruidos. Esto le resultó genial, encontró la solución al problema, sin embargo, al apagar todo y al echarse a dormir, comenzó a sentir los golpes de siempre.
¡No podía ser posible!, esperaban a que estuviera en silencio para incordiar, tal vez lo hacían adrede, lo hacían para no dejarle descansar.
Tras varios minutos se silenció el ambiente, ahora podría descansar o, por lo menos, aprovechar ese lapso para dormir, esperaba que se hiciera realidad, ya que dentro de poco tenía que ponerse en pie para ir al trabajo.

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