Opinión

Orden Público

El juicio de los 7 de Chicago (Aaron Sorkin, 2020), se basa en hechos reales ocurridos en 1969. Este litigio fue uno de los más populares de la historia de Estados Unidos, debido a que se juzgaba a siete activistas que se manifestaron en contra de la guerra que enfrentó a su país con Vietnam, el crimen que les endosaron fue el de conspirar en contra de la seguridad nacional. Su arresto se produjo cuando la policía intervino para reprimir su protesta.
En tales circunstancias nos sitúa la trama de la película, nos muestra el modo en el que se llevó a cabo el proceso y como el sistema político estadounidense buscó por todos los medios encarcelarlos para que sirviera como escarmiento y llamada de atención a otros grupos que pretendían efectuar actos similares.
Tras ver y analizar la tesis de la cinta, pareciera como si su relato se basara en hechos actuales, porque se ven escenas inspiradas en sucesos del pasado que se asemejan a situaciones que se repiten en el presente, no del mismo modo (no son un calco), pero crea cierta desazón observar las similitudes, ya lo dijo su director: el guion no se adaptó para hablar del presente, fue este el que se adaptó al guion.
Es triste ver, en los tiempos que corren, como determinados grupos que alzan su voz son acallados a punta de porrazos por las fuerzas del orden, en el mejor de los casos, y con balas de goma, en el peor, sin pensar en ningún momento en el daño que pueden causar o las secuelas que puedan dejar.
Es cierto que los miembros de estas fuerzas tienen que proteger el orden y combatir todo aquello que lo altere, pero cuando en similares circunstancias reprime a unos solo por su ideología y a otros les permite manifestarse libremente, este fin que persiguen se ve alterado, debido a que se decantan por unas determinadas ideas dejando de lado la objetividad que deberían detentar, además, en este sentido, se rige por parámetros que se alejan del bien de la mayoría y solo benefician a unos pocos.
Esta obra tiene como punto fuerte su guion, su ritmo es ágil, su narrativa clara y dinámica, a pesar de las limitaciones que puede tener una obra que se basa en un proceso judicial, esta consigue salir airosa con sus diálogos sesudos y fluidos, por eso, la realización es más discursiva que visual, en este sentido se ve respaldada por la calidad de sus intérpretes, encarnan de forma acertada sus papeles, consiguiendo un mensaje coral que traspasa la pantalla, en pocas palabras, a nivel estructural es una producción destacable.
Lamentablemente parece que como especie no hemos aprendido nada de nuestros errores del pasado, pues estamos en una senda que nos empujará a vivir una época turbia, llena de segregaciones, persecuciones por las ideas políticas y a ser presas de la censura por parte del sistema que controla los distintos poderes del estado.
Por suerte existen documentos visuales como The Trial of the Chicago 7, pues exhibe, sin miramiento, los atropellos a los que fueron sometidos un grupo de activistas que no siguieron a pie juntillas las ordenes de los que mandaban, por esta razón los inculparon, luego de que varios agentes vestidos de paisanos se infiltraran en sus filas (no es novedoso este tipo de comportamientos por una parte de las fuerzas del orden cuando buscan reventar una manifestación). Así pues, refrescarnos la memoria de este modo, sin miramientos, sin el temor de ir en contra de lo correctamente político, hace de esta realización un alegato por las libertades y por lo que nos espera si no encaminamos nuestro comportamiento como sociedad: apaleando al que tiene un mensaje de paz y alabando al que solo busca el enfrentamiento y la segregación.

Lume

Agli