Opinión

Nuestro rumbo

La forma en la que se decanta la vida en determinadas situaciones suele ser misteriosa; algunas vicisitudes de la realidad se ejecutan fuera de nuestro entendimiento. Pasan sin ser contempladas, solo cuando las analizamos podemos tomar consciencia de ellas, quizás el azar ha podido influir, sin dejar de pasar desapercibidas.
Muchos sostienen que la suerte no existe, nosotros somos los que hacemos posible su existencia. Confiar en ella como un acto dado de forma espontánea es de necios y agregan: Las casualidades no existen. Todo forma parte de un proceso, por lo tanto, se puede hablar de causalidades. Lo acaecido en nuestra vida se debe a causas, nosotros las efectuamos; nuestro presente es motivado por nuestro pasado. Esta es una cuestión que se puede analizar desde distintas posiciones, con opiniones a favor o en contra.
La película Match Point (Woody Allen, 2005), aborda el tema de la suerte, lo toma y fundamenta parte de su trama en torno a él. Cuando la vi me quedé con este aspecto, es evidente, a veces suelen darse ciertos sucesos sin razón alguna, imprevistos, aparentemente sin importancia, a los que no les encontramos una justificación sensata, por eso no pasamos de considerarlos eventos curiosos o hechos anecdóticos.
El personaje principal, Chris Wilton (interpretado por Jonathan Rhys-Meyers), es un instructor de tenis, gracias a su trabajo logra conocer a su esposa. Esta le brinda un estatus que de otro modo no tendría, logra una estabilidad económica, al parecer la suerte le sonríe, todo va encaminado a lograr los éxitos ansiados, sin embargo, decide embarcarse en una aventura sentimental con Nola Rice (Scarlett Johansson), una mujer simpática y atractiva, en este punto de la historia comienza a tentar a la suerte.
En este aspecto él tiene las cosas claras, su vida tiene que seguir igual, no piensa romper su matrimonio por culpa de ese affaire, no quiere perder las bondades que le brinda el estar junto a su esposa, un amorío no vale la pena para poner en juego todo, pero, como suele suceder en este tipo de romances, las cosas se complican, a causa de la emoción del momento perdió de vista a la otra parte, es cierto, por su lado todo estaba claro, en ningún momento pensó en cómo se sentiría su amante.
Uno puede calcular lo que pasa por su lado de la historia, pero no se puede predecir la reacción de la parte que no controlamos, nunca llegamos a conocer a las personas por completo, las promesas y las palabras se las lleva el viento, en determinados momentos algunos se sacan su máscara y muestran su verdadera cara, no podemos olvidar que personalidad es sinónimo de careta, por eso mismo, podemos esperarnos cualquier sorpresa, no se puede dar por sentado nada, es mejor ir con cuidado por esos senderos inhóspitos, en nada sencillos, cuando se mezclan sentimientos.
En esta parte, es consciente de que el juego se le ha ido de las manos, la otra parte se ha transformado en un ente problemático. Después de meditar sobre este hecho, se da cuenta que su única solución, para evitarse más disgustos, es hacer desaparecer ese elemento motivador de inestabilidad. Una vez borrado del mapa, tendrá que eliminar cualquier nexo, confía en la efectividad de sus planes para que su vida continúe como si nada hubiera pasado.
La imagen de una pelota de tenis chocando con una red e inclinando la balanza del destino, siendo bueno o malo, de acuerdo al lado en el que caiga, nos da luces sobre la manera de suceder algunos hechos en el día a día, se puede decir que lo mismo pasa con las decisiones tomadas sobre la marcha, de forma improvisada, si tenemos buena estrella saldrán bien, sino, todo irá torcido y nos sentiremos defraudados por ello. Si no creemos en la suerte o pensamos en que nosotros hacemos posible su existencia, en resumen, todo se debe a nuestras acciones y a los factores que las condicionan. Si constantemente estamos pendientes del sentido de las cosas, viviremos en un sinsentido.

Mitchel Ríos

Lume

Agli