Opinión

Larga vida a Queen

Es imposible no emocionarse al ver el video de la presentación de Queen en el Live Aid for África, organizado el 13 de julio de 1985 por Bob Geldof y Midge Ure para brindar ayuda a los países de esa región. Han pasado más de treinta años y la presentación de la banda británica se mantiene vigente. Sorprende esa frescura que muestra su vocalista, Freddie Mercury, con sus gestos y desenvolvimiento, se ve como maneja a su antojo al público del Wembley Stadium. Desde el primer segundo consigue ganarse al público, su histrionismo sobre el escenario logra calar en el gusto de los asistentes.
El año pasado se estrenó la película Bohemian Rhapsody (Bryan Singer, 2018) y se enfoca en mostrarnos el proceso de formación y ascenso a la cima del éxito del grupo musical. El punto de arranqué es el concierto Aid Live y nos muestra, como si de un flashback se tratara, las aventuras y desventuras que se dieron para llegar a ese evento.
Cuando empecé a ver esta cinta tenía la idea de que no me gustaría, los prejuicios suelen ser así. Las biopic, filmes basados en la vida de personajes conocidos, siempre me han parecido insufribles, en muchos casos por el tono serio que se les quiere dar, haciendo las veces de documental. Por estas razones me acerqué con recelo a su visionado, sería una obra más y pasaría sin pena ni gloria. Desde el inicio se muestra ligera, libre de las ataduras de la realidad, por eso, se toma licencias propias de la ficción, gracias a este artificio consigue un efecto inmediato en el espectador. No se enfoca en momentos que pueden ocasionar ideas encontradas, por el contrario, banaliza con situaciones duras y pasa de soslayo por otras que darían un sentido contrario a su propuesta. No pasará a la historia como la mejor película que se haya rodado, sirve, sencillamente, para entretener y pasar un tiempo de desenfado, no es necesario romperse la cabeza cada vez que uno se sienta delante de un televisor.
Para los seguidores más acérrimos de la banda, esta obra es de una calidad ordinaria; consideran que un conjunto de este nivel se merecía tener una obra extraordinaria. Ponerse de acuerdo en la valoración de una realización cinematográfica es complicado. Esos críticos pierden de vista que el personaje principal del filme es la música, no es casualidad que su título sea homónimo al de una de sus canciones más recordadas y estimadas, en la actualidad, como un clásico, Bohemian Rhapsody. Su pilar fundamental es hablar de la grandeza de la música de Queen. La banda sonora y el actor que interpreta a Freddie Mercury, Rami Malek, son la mejor baza de la historia. La selección que conforma el soundtrack cumple a cabalidad y el actor que encarna a Mercury logra una actuación memorable, encandila en la pantalla con su interpretación.
Ese poco interés con el que me acerqué a ver esta obra, se vio superado y me dejó un buen sabor de boca. Me puse a escuchar varias de sus canciones que tengo memorizadas en una playlist. Su música sigue enamorándome como la primera vez, por eso: «Long live the Queen».

Mitchel Ríos

Lume

Agli