Opinion

La Cueva

Nuestro mundo carcelario se ensancha cada vez más, conforme pasa el tiempo se nos brindan más posibilidades de entretenimiento sin movernos del sitio. Platón hablaba de la cueva y sostenía que el mundo que vemos es una simple representación del mundo real, todo lo que nos rodeaba, es un espejismo, no es la realidad, nosotros estamos en la cueva y no salimos de ella. En la actualidad, con todos los avances tecnológicos, nos vamos adentrando en otra cueva, que representa a un tipo encerrado en una habitación escribiendo en un ordenador, abriendo ventanas, leyendo sobre diversos temas, viendo películas, viendo series, manteniendo relaciones virtuales, haciendo transacciones bancarias desde el portátil, todo eso sin salir a la realidad.
En esta nueva cueva, podemos tener de todo, desde el amor hasta el divertimento, pero todo esto despersonaliza al hombre como tal, se dice que el ser humano es social por naturaleza, mas ¿qué es un ser que se comunica a través de un ordenador?, tal vez algunas de nuestras concepciones con respecto a nuestra naturaleza deban ir cambiando, porque la despersonalización de la forma de relacionarse se está haciendo cada vez más patente, acorde con la poca voluntad para socializar. Hace algunos días estaba en un bar, mientras tomaba mi café observaba a la gente que me rodeaba, me fijé en unos tipos sentados a una mesa, unos gentleman en toda ley, vestidos de traje, con un buen nudo de corbata y con zapatos bien lustrados -chicos de negocios, estaba claro-, eso no era lo que me llamaba la atención, lo que me llamaba la atención era el hecho de que todos estaban más centrados en el móvil -tal vez con una charla que dejaron a medias el día anterior, tal vez con una nueva conversación, no lo sé, tampoco me preocupé por averiguarlo-, no apartaban los ojos del Smartphone en ningún instante, sólo lo dejaban un momento para tomar algún sorbo de café. Así estuvieron todo el rato que demoraron en terminar su bebida -el mundo delimitado por la virtualidad de un móvil, una cueva que se puede llevar a todas partes-.
Nunca sabremos si lo que proponía Platón era verdad o mentira, pero de algo estoy seguro, hoy nos estamos metiendo en cuevas, por miedo al entorno, por miedo al qué dirán de nosotros, porque preferimos ser parte de un mundo despersonalizado donde nadie nos ve, no interesa quienes seamos o lo que hagamos, un mundo que en el papel está abierto a todos -claro, a todos los que posean un ordenador, una Tablet, un iPad, un iPhone, un Smartphone- no obstante, termina por aislarnos de nuestro entorno. Una vez leí algo sobre una propuesta, tenía que ver con la gente solitaria en el metro, planteaban que para combatir esa soledad lo mejor era hablarle a la persona que tuviéramos al costado,  no importaba quien fuera, entablar una charla con un desconocido también solitario era lo que hacía interesante la propuesta, desconozco si tuvo aceptación, sin embargo sería bueno que cuando estemos en compañía de otras personas nos centremos en ellas y no llevemos a cuestas la cueva que nos hemos creado.

Mitchel Ríos

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