OPINIÓN

Identidad roja

Mei, una niña de 13 años, atraviesa un momento de cambios en su vida, quiere seguir siendo la hija obediente, pero también quiere divertirse con su grupo de amigos. Su madre es sobreprotectora y controladora, no quiere que su hija se pierda, no quiere que se rodee de malas compañías. En tal tesitura, la jovencita vive en un mundo de dudas y caos, propio de la adolescencia.
Durante el proceso de aceptar las nuevas circunstancias que está viviendo sufrirá en sus carnes una transformación aún más llamativa, esto la llevará a vivir un sinfín de aventuras y a iniciar un aprendizaje personal.
Lo anterior es, a grandes rasgos, la trama de la nueva producción de Pixar, Red, dirigida por Domee Shi y estrenada, solo en formato digital, el 11 de marzo de este año.
La manera en la que el guion nos adentra en ese mundo,en donde un personaje está buscando su propia identidad, es acertado, logra engarzar todos sus elementos para ofrecernos una narración intensa, donde el lenguaje de las nuevas generaciones se ve por todas partes, haciéndonos empatizar con su relato, ya que plantea una historia de niños, pero con un tema de adultos, pues la búsqueda de lo que nos hace ser quienes somos es un camino plagado de retos y, en ocasiones, de sinsabores.
Una de los elementos que caracteriza a esta producción es la peculiaridad de sus dibujos, se decanta por utilizar el estilo de animación japonés, anime, sus escenas beben del modo de ver el mundo desde la perspectiva oriental. Igualmente se denota cierto cariño por este tipo de realizaciones, además esto le da un aire de frescura, es distinta por la manera de aplicar estas herramientas y poner al servicio de los ilustradores la gama ilimitada, de motivos, que ofrece el arte asiático.
Es de resaltar la manera en la que se aborda la menarquía, deja de ser un tabú la primera menstruación y se habla con naturalidad de ella, no se demoniza un hecho tan normal como respirar, tampoco se colma con adjetivos negativos, porque esto ayuda a quienes están viviendo por primera vez esa experiencia y se encuentran inmersos en ese trance.
De igual modo, habla del cambio que se produce en la relación con nuestros padres, cuando dejamos de ser niños y vamos adentrándonos en otras etapas durante el camino hacia la madurez, como cambia nuestro panorama del mundo y vamos comprendiendo ciertos acontecimientos que se producen en nuestro entorno.
Tras ver la cinta queda claro que la magia de las imágenes nos empapa con sus colores, sin duda los avances tecnológicos, en relación a la animación, consiguen asombrar por el nivel de detalle que alcanza, estar sentado delante de la pantalla y ver la paleta cromática, es toda una experiencia, observar las texturas, la prolijidad en el modo de plasmar a los personajes hace que esto sea lo más destacado, asimismo, nos atrapa y mantiene expectantes a la espera de su desenlace, porque todos tenemos que aprender a lidiar con nuestros fantasmas, pandas, interiores.

Lume

Agli