Creatividad

Hora de ordenar

Hoy haría limpieza en el software de su portátil, sin darse cuenta había acumulado basura virtual de forma excesiva. No sabía cómo sucedió, ¿Se debería a que guardaba todo y no borraba nada? —se preguntaba—. Si no hubiera sido por la notificación que lo conminaba a deshacerse de sus archivos innecesarios, seguiría tranquilo, no estaría preocupado por el poco espacio en el disco. Este aviso se había vuelto un incordio, hasta que no pudo más, agobiado por ese inconveniente, decidió tomar cartas en el asunto.
Durante el tiempo que llevaba usando ese trasto no sintió la necesidad de aumentar la capacidad de almacenamiento, pues no cayó en la premisa de que un contenedor finito se llenaría por el uso cotidiano.
Con la decisión tomada tendría que elegir qué borrar, estaba claro que sería una tarea ardua, se vislumbraba eligiendo los ficheros importantes y eliminando los que no tuvieran valor, sin embargo, pensar en eso le cansaba, no se veía con la paciencia suficiente.
Durante su inspección inicial encontró una carpeta con varios libros digitales, todos estaban debidamente organizados.
Recordaba que al inicio le costó acostumbrarse a leer textos en ese formato, siempre fue un defensor acérrimo del papel, pero por cuestiones de espacio y las constantes mudanzas, era difícil tenerlos colocados adecuadamente, por eso le resultó más cómodo descargarlos y conservarlos en el ordenador.
Si el resto de archivos estaban clasificados del mismo modo, no tendría problemas para realizar la limpieza —pensó—, lo que en principio le pareció una labor pesada, ahora la prefiguraba sencilla.
Todo iba bien, le asombraba el orden de su yo del pasado, se consideraba desordenado, pero estaba equivocado consigo mismo. A este ritmo tendré todo en su sitio en menos de una hora —se decía—, hasta que se topó con un fichero sin nombre, le sorprendió que ese desliz rompiera la armonía hasta ahora establecida, en su interior los archivos llevaban nombres extraños, el solo verlos hizo que su entusiasmo decayera, nuevamente se desmotivó.
¿Cuál era la razón para conservarlos? —esta pregunta no tendría una respuesta inmediata.
Tras ver esos archivos comprendió que habría más en esa situación, trataba de recordar el sentido de preservarlos, pero era en vano, los almacenó en una época determinada, en su momento habrían sido útiles. Al no saber de qué trataban, pensó que sería tonto borrarlos, tendría que estudiarlos para tomar una decisión. Estaba en esa disyuntiva cuando pensó en otra opción, ¿y si no los borraba y añadía otro disco duro? Recordó que hacía poco había visto en una página web dispositivos de almacenamiento externos en oferta, pero no les prestó atención porque no le resultaban necesarios. Ahora ¿cómo los encontraría?, para su buena suerte se podía acceder al historial del navegador y recuperar esa información. Lamentablemente ya no estaban en oferta, ahora el precio se había incrementado en treinta euros, tendría que sopesar si le compensaba pagar esas monedas de más.
Comenzó a revisar los archivos e hizo clic en uno de ellos, curiosamente se trataba de una revista, la ojeó y el tema le resultó interesante, era una publicación enfocada en política. No era actual, los temas que abordaba estaban debidamente desarrollados, las redacciones eran de un gran nivel.
Leyéndola se dio cuenta de lo cíclica que era la historia, pues los problemas políticos que en ella se tocaban se repetían en el presente. La corrupción seguía tal cual, en esa época se quejaban de la forma en la que varios políticos hacían uso de los fondos públicos, preocupados en engordar sus bolsillos y la de sus amigos. También había artículos de especialistas, daban soluciones a largo plazo, pero viéndolas a toro pasado ninguna se había cumplido, todas esas propuestas se quedaron en el papel, nunca las llevaron a la práctica.
Conforme avanzaba en su revisión encontró varias entrevistas, en ellas algunos políticos aprovechaban para realizar promesas, daban pinceladas de lo que harían si llegaban al poder, solo era necesario que les dieran el respaldo suficiente y los resultados se verían al día siguiente de ocupar su cargo. Le pareció llamativo ver a ese personaje hablando así, en esa época, porque ahora gobernaba y todo estaba igual (o peor), seguía el mismo camino que criticaba, viéndolo, en retrospectiva, parecía una broma de mal gusto. No obstante, le resultaba un buen testimonio de lo que se pudo haber hecho y no se hizo.
Otra opción podía ser la nube, pero la descartó rápidamente, no siempre estaba conectado a internet, por lo tanto, le sería difícil acceder a sus archivos si los necesitaba.
Volvió a darle vueltas a lo de comprar el soporte externo, si los demás archivos eran similares a la revista no se arriesgaría a borrarlos, no debía ser tan iluso para deshacerse de ejemplares tan sustanciosos. Los conservaría hasta redescubrirlos.

Mitchel Ríos

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