Opinión

Hacia la normalidad

El viernes se inauguró la feria del libro en Madrid, un evento que, durante un par de semanas, acerca a editores y escritores al público de un modo que en otro contexto no se podría dar, el aire cordial que se respira hace que se los juzgue cercanos.
Gracias a que se está volviendo a la normalidad, los organizadores han previsto que habrá una afluencia masiva de gente, por eso mismo lo mejor, como usuario, es asistir temprano, de ese modo, se evita las aglomeraciones y se puede recorrer tranquilamente las instalaciones.
La vida en la ciudad está retornando a un orden aparente, está recobrando su color habitual, si las cosas siguen como hasta ahora en poco tiempo la pandemia pasará a ser un simple recuerdo, se dejará atrás esa mala época.
El lema de esta edición, la número 81, es: Hojea el mundo, cuyo leitmotiv son los viajes, ya que, intrínsecamente, es un tema abordado por distintos escritores desde diferentes puntos de vista, además, adentrarse en una obra literaria ¿no es un viaje en sí mismo?, un periplo que puede depararte miles de sorpresas. Por eso mismo sus intenciones son hermanar estas dos aficiones, el viajar y el leer, en una experiencia atrayente, seductora y única.
Algunos de los asistentes inician su recorrido de forma desordenada, no existe una forma única de recorrer la feria, incluso las casetas están adornadas de un matiz especial que las distingue entre sí. Otros, por el contrario, intentan ser ordenados en su desplazamiento, empiezan por la caseta más cercana a la salida y luego continúan hasta la más alejada.
También hay concurrentes que van exclusivamente a que les firmen un libro, por eso no dudan en hacer cola para lograr su cometido, en ocasiones estas llegan a ser largas, llamando la atención de todos los que pasan por ahí. Muchos no entienden ese afán por conseguir el autógrafo de un escritor. Sin embargo, aquellos inmersos en esa empresa se sienten como parte de algo especial, pues no en vano han planificado con tiempo su asistencia, no en vano se han informado de la programación y han marcado el día en su calendario.
Conforme avanzan las horas y, el calor se hace notar, los viandantes aumentan, los que asistieron temprano evitaron, para su buena suerte, a la ingente cantidad de usuarios de esa hora, asimismo les fue posible admirar tranquilamente aquel espacio, llevándose gratos recuerdos, así como libros que sumarán a sus colecciones.
Y así concluyen con su periplo, uno que les parece corto, pero que en realidad fue de un par de horas, en muchos casos, ese detalle les sorprende, cuando uno se lo está pasando bien, el tiempo vuela.
Tras esa visita, muchos volverán, sencillamente porque en pocas horas no se puede apreciar, en su totalidad, la calidad de las obras que están a la venta, por eso lo tendrán que repetir varias veces, sintiendo una sensación distinta en cada nueva oportunidad, porque la feria es como un libro, siempre deja cosas nuevas en cada acercamiento.

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