Opinión

Forjando tradiciones

Vi Annie Hall para un curso de la universidad, debía realizar un análisis de la misma; no recuerdo el nombre del curso —han pasado varios años—. No conocía la obra de Woody Allen, por eso este primer contacto me sorprendió —de muy grata manera—.
La manera de abordar la historia, esos continuos flashbacks van contando cada uno de los entresijos de su pasado para explicarse el porqué de lo que le pasa en la actualidad —a esto apelamos todos—.
Si observamos la película desde la perspectiva de una novela, podemos notar que los artificios utilizados en su puesta en escena son similares a los que podemos ver en una narración. A veces la forma de contarnos la historia es acelerada, cuando trata por encima los momentos de su infancia, otras, sin embargo, va de forma lenta, en especial aquellas en donde nos cuenta sus diversas relaciones, sus manías y, de igual modo, la causa de su ruptura. Si hablamos en estos términos la cinta es contada en primera persona, estamos frente a un narrador personaje, nos cuenta su vida; todo acontece alrededor de sus decisiones y desembocan en cada uno de las distintas ocurrencias dentro de la trama. Los diálogos son ágiles, son la piedra angular de todo el andamiaje de esta obra, le dan ese toque de frescura necesaria a la hora de hacer menos denso el tema. Las referencias constantes a diversos autores, así como la introducción de elementos externos, hacen que tenga una singular puesta en escena.
Nueva York es donde se desarrolla la historia, esta ciudad es el centro a partir del cual se irradia la cultura al mundo, en ella se han concebido miles de ficciones, en su espacio se ha dado vida a miles de narraciones como elemento primordial, al estilo del París de la Belle Epoque, de tal modo que se convierte en el mito, el centro al que todos los intelectuales quieren llegar algún día, el halo que se le ha colocado seduce a todos. Sus edificios, sus avenidas, sus parques, su cielo, todo sirve para el universo creado por el director de cine Allen. Llena de sentidos a esa urbe, da calidez a cada una de sus construcciones, da personalidad al estilo de vida de sus habitantes, muestra al mundo las bondades del lugar en el que nació, es el punto de partida para toda su creación.
Alvy Singer es un actor cómico, acaba de cumplir cuarenta años, neurótico, enamoradizo, hipocondríaco, va al psiquiatra para solucionar sus problemas, es consciente del avance del tiempo y bromea con el hecho de llegar a ser un anciano atractivo, en cada una de sus intervenciones siempre tiene un chascarrillo —van acorde con el momento—, Alvy está enamorado de Annie Hall, una chica sencilla, inocente en algunos aspectos. Él busca brindarle cierta formación —lo decide de manera unilateral—, le recomienda leer libros y asistir a la universidad, todo para conseguir —desde su perspectiva— el crecimiento personal, no obstante, llega un punto en el que ella se quiere apartar del control que él tiene en su vida, por eso, su relación no funciona y se separan, se ven sus divergencias y posterior separación. Después de la ruptura, Singer, se da cuenta que Annie es única; será imposible encontrar a alguien como ella, pasó por su vida y será irrepetible. Estos sucesos empujaran al personaje a hacer una revisión de su vida, ahí se encuentran las respuestas a las preguntas que se hace al inicio.
Desde esa primera oportunidad la he vuelto a ver varias veces más, tanto así que ha llegado a hacerse una tradición cada 24 de diciembre. A veces nos preguntamos ¿cuándo nace una tradición?, esta tiene esa fecha de nacimiento. No hace perder el tiempo, siempre entretiene. Me identifiqué con ciertos aspectos de la historia, esa forma sarcástica de abordar el problema de las relaciones de pareja —las relaciones sentimentales y su universo errático—, logra hacer un entramado de constructos que hacen que se haga más compleja.
Tal vez haya instaurado esta tradición porque me identifico con los personajes representados en su interior; no pierden ese aire de frescura y se mantienen atractivos en cada nuevo visionado, es una buena mentira de la vida misma, en donde se puede ver que a veces es bueno dejar de tomar tan en serio la existencia y vivirla con humor.

Mitchel Ríos

Lume

Agli