Opinion

Este momento es el próximo

Leer una revista de hace veinte años es navegar hacia el pasado y regresar a instantes que, de una forma u otra, son un punto de partida para determinados eventos que se suceden en la actualidad. Muchas de las cosas que se gestionaron ayer ocurren en el presente matizadas por las nuevas épocas. Ojear una publicación de esa antigüedad es como subirse al DeLorean de Back to the future (Regreso al futuro), un clásico de la década de los ochenta del siglo pasado que, en el 2015, cumplió treinta años y para celebrarlo el programa de Jimmy Kimmel reunió a los dos actores principales, Michael J. Fox (Marty Mcfly) y a Christopher Lloyd (encarnaba a Emmett Brown, un científico cuasi chiflado, pero era más conocido como El Doc), para realizar una parodía. Los personajes aparecían como si hubieran llegado del pasado, precedidos por una parafernalia de efectos especiales, sin embargo, este presente –su futuro- no se parecía al del filme —los coches no vuelan, no existen los avances tecnológicos de la cinta y la gente no usa la ropa que esa fantasía imaginó—. Esta ficción se hizo popular porque soñar con viajar al pasado y al futuro es atrayente, además, en Back to the future se plantea la posibilidad de cambiar el ahora a partir de modificar componentes del ayer. Las dos primeras películas que se hicieron fueron las mejores, la tercera no está a la altura. Explorar lo remoto —el hecho de que todo tiene una razón de ser— y que cada acción tenga consecuencias que pueden cambiar el curso de la historia es algo que encandila.
Una publicación de hace veinte años —que en su momento fue de actualidad— es como una cápsula del tiempo porque en su interior podemos encontrar: especulaciones del devenir de las actividades humanas, artículos de los avances científicos, el estilo de vida y de cómo sería el mundo dentro de unas décadas. Imaginando eso suponían que las personas serían felices, incluso algún redactor hacía conjeturas sobre el fin de las guerras y de la pobreza.
Yo estoy en ese futuro y no se parece a lo que pudieron imaginar esos cronistas. Lamentablemente sigue habiendo guerras, infelicidad y el bienestar social está empeorando.
Tal vez todo lo que pensemos que es un avance no tenga tanto arraigo y desaparezca. El futuro es impredecible, las cosas cambian para bien o para mal.

Mitchel Ríos

Lume

Agli