Creatividad

En la esquina

Quedábamos en el lugar de costumbre a final de mes los colegas de la zona, bueno, tal vez no todos; alguno estaba imposibilitado porque se había convertido en un hombre responsable, por lo menos, esa era la coartada usada por su madre. A pesar de ese inconveniente, no nos hacíamos problemas, para ellos era vivir sin preocupaciones, sin complicarnos la vida, estábamos sentados en la misma esquina, así pasaba el tiempo, haciendo bromas, riéndonos de los demás.
El rubio tenía mala suerte; lo veían con cara de yonqui, se le acercaban los camellos y le ofrecían farlopa, ni de coña aceptaba, no, no le entro a eso, que no tío, no me van las drogas, los tipos volvían a su esquina y trataban de encontrar algún cliente entre los viandantes: ¿cuántas veces tengo que insistir?, es algo que me parece insulso, hay otras maneras de divertirse, sino mira a ese tío de ahí, bailando en mitad de la pista una huaracha, ¿Cómo sabes?, suelo estar en contacto con gente de cuba; me dieron algunas clases de ritmos caribeños, por su frase: «Hola caballero», se les distinguía.
Sigue bailando sin miedo a los coches, como me gustaría perder la vergüenza y hacer lo mismo, se acerca uno por ahí, no se mueve el tipo, debe estar borracho el bailarín, de otra manera no me explico que siga a su bola, mientras disfrute, qué más da lo que digan los demás. Nos está haciendo un ademán para acompañarlo en el baile, ve, te está invitando, le vendrías bien como pareja de baile, sabes que soy de bailar poco, ja, ja, ja, ríanse, eso se os da bien. Joder con el frío tío, en serio tío, venga tío, no seas nenaza tío. El del coche toca la bocina, se está cabreando, acércate; haz a un lado al guarachero, ¿se dice así?, ni idea, quizás no se ha dado cuenta que está en el medio de la calle, llévalo a la acera, haz un bien a tu prójimo, por lo menos está vez, ¡bah chaval!, que se ayude él; si lo atropellan no le vendría mal, la iglesia está para ese lado, su alma está protegida, venga, ahora eres creyente, observa a esa tía, está haciendo entrar en razón al danzante, lo está apartando, le habrá dicho un par de cosas, a saber, el coche sigue su camino.
Ese tipo es parte de aquel grupo, me da esa impresión, suelen reunirse a beber a menudo, ¿De dónde sacarán dinero?, andan pidiendo, un día regresando a casa me preguntaron si no tenía un par de euros, ¿les diste?, no, no había razón para darles, esos dos euros me vienen mejor a mí, yo me abstengo de darme lujos y voy a estar regalando mi dinero, pero ese dinero que llevas en el bolsillo no es tuyo, todo es una entelequia, venga ya, ¡dices gilipolleces!, puedo verlo y tocarlo, no te enteras de nada, estaba a punto de hablar Pepiño cuando lo interrumpió Alberto, ya sé de qué hablas, también vi ese documental, no te escucho, con esa música del infierno, a ti te molestará, pero a ese de ahí no, alguien debería decirles que no a todos nos gusta esa música, venga, te reto a que les digas, bueno, tampoco es que esté tan fuerte, te acojonas, cobardica.
En el documental hablaban sobre las criptomonedas y el Fondo Monetario Internacional, a mí todo eso me la suda, a todos nos la suda, deberían darles y bien, son tres pelagatos que manejan todo, pero a mí como si no existieran, no me dan de comer, el asunto es más complejo, si fuera tan sencillo como te lo tomas, todos estaríamos enterados sobre el asunto. En esa esquina, hay un cajero, cerca de esta plaza hay varios cajeros de bancos, por cajeros no sería el problema, la cuestión era tener cuenta en esos bancos, para poder sacar pasta con la tarjeta, sino, lo mismo que nada. Recuerdo que tenía una, caducó, no la renové, cambié de banco o creo que perdí el pin, no sé muy bien, ¿cómo no vas a saber?, ¿no te llegan notificaciones del banco a casa?, ¿no está atiborrado tu buzón con cartas de reclamaciones?, ¿qué sé yo?; son muy buenos para cobrar el mantenimiento de cuenta. Yo cojo todas las cartas y como presumo que serán de deudas impagas, pues, las dejo sin abrir y terminan en la bolsa negra, un día te joderán y bien jodido, en serio vas a quedar bien jodido, no creo, más de lo que estoy no creo, con decir que no tengo nada a mi nombre, ja, ja, ja, eres todo un Fumi de Morata, bueno fuera, solo como a mesa puesta, lo demás lo hago solo, bastaría más, tienes cara, cualquiera viviendo en casa de sus padres puede estar contento, cuando tengas que pagar alquiler y más gastos te darás cuenta que uno no va de rositas por la vida, ¡no tengo la culpa!, las circunstancias hacen que me quede en casa, eres un jeta, ¡qué no es mi culpa, coño!, nadie te lo increpa, pero eso de reírte de las cosas serias, una carta del banco no es algo serio, para ti, para muchos lo es, que no me burlo, no habéis entendido, estaba de coña, todos estamos de coña o no lo pillas, a veces pareces tan catetito, no más que ustedes, ja, ja, ja. Tienes razón, nosotros somos más catetos que tú como para ser tus amigos, al contrario, vosotros sois muy listos y con buen gusto para las amistades, sí, acomódate, que no hay quien te acomode.
¿En qué quedó lo del dinero?, ¿cuál dinero?, ese, el del documental, ah, el dinero era un invento, eso lo sabemos todos, no hay que ser un lumbrera, hay un punto en el que todos se ponen de acuerdo y tiene valor por eso, algo arbitrario, compartido más bien, todos estamos de acuerdo en ese juego de compraventa, tendríais que verlo, quizás os aburra mi charla, aburrida es, pero no tenemos nada mejor por hacer, ni vosotros ni yo, estamos en las mismas, ¿crees qué estaríamos aquí?, escuchándote, claro, no, ninguno estaría, pero salir a tomar el aire de vez en cuando viene bien, sino, de qué estamos hablando, para quedarnos en casa mejor nos casamos.

Mitchel Ríos

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