Opinion

En Familia

Sentarse alrededor de una mesa y compartir momentos agradables con la gente que se quiere, es algo que no se puede comparar con otros instantes que podemos disfrutar, dejar todo para centrarse en la gente que es parte esencial en nuestra existencia es necesario, tanto para recobrar fuerzas, como para evadirse del estrés. Volver a los orígenes, a las raíces -ingresar en ese ambiente que nos conoce, nos vio nacer- siempre será mágico, porque en el fondo nunca se va de nosotros, lo llevamos a todas partes y nos encontramos mejor viviéndolo, disfrutándolo en toda su extensión, somos lo que hacemos a partir de esos eventos, nos sentimos parte de él, porque el medio nos condiciona para las actividades de nuestro día a día.
Esos momentos son especiales porque la familia es el fin por el cual nos podemos sentir gratificados. Sentarse en algún lugar y mirar a los que queremos, sonreír y sentirse feliz. Sorprender con una visita inesperada -a veces no se puede hacer lo que uno quiere, es necesario cuadrar fechas, juntar días de descanso, no se puede estar cuando se quiere sino cuando se puede-, mirar el gesto de asombro y recibir el tipo de abrazos que sólo puede darte tu gente. Empaparte de ese calor que siempre es especial porque es sincero -no es necesario que te digan nada, en ese momento las palabras sobran porque siempre el contacto es más profundo que una frase rimbombante-, son sensaciones que no se pueden expresar en escritos, porque se quedan cortos.
Disfrutar de esa buena compañía es algo que no se iguala con otras cosas que podamos realizar, porque los momentos gratos que compartimos son incomparables. Las luces, los platos que preparan, disfrutar de las bebidas -retrotraernos varios años y recordar con cada pequeño espacio los elementos que en conjunto conforman nuestra personalidad, permite visualizarnos en ese espejo que nunca nos miente, porque muestra nuestra verdadera cara-, disfrutar de la cena en familia, conforman los momentos que nos reconfortan en toda la extensión de la palabra.
Podremos estar en muchos lugares del mundo, pasear por muchas calles, pero nunca nos sentiremos como nos sentimos junto a la familia, porque son lo que da sentido a todo.

Mitchel Ríos