Opinión

Desvelo

Eran casi las doce de la noche y, como no podía dormir, me puse a ver la televisión, no encontraba nada destacable para detenerme en alguna cadena en particular, tal vez era por la hora, pues se me hacía complicado encontrar un programa para entretenerme. Mientras estaba explorando, pensaba en el gran número de canales disponibles y al no poder sintonizar nada interesante, quedaba claramente demostrado que cantidad no es calidad. Hasta que, hastiado por la búsqueda, decidí sintonizar una cadena en donde solían dar películas de estreno, me dije que igual pasaban alguna que me hiciera dormir. Sin embargo, el sueño nunca apareció, porque la cinta que se estaba exhibiendo resultó ser atractiva, si bien al inicio no me pareció nada del otro mundo, luego, durante su desarrollo, me causó una grata impresión.
La película que me hizo trasnochar fue «Quien a hierro mata» (Paco Plaza, 2019), cuya trama gira en torno al mundo del narcotráfico, personificado en un anciano jubilado y las malas decisiones de sus hijos, el poco esfuerzo que pone el sistema en hacer cumplir las leyes y los daños que ocasiona, directa e indirectamente, a quienes se ven implicados en su truculento juego, así como las ganas de venganza que genera en sus víctimas.
El actor que destaca con luz propia en esta obra es Luis Tosar, su desenvolvimiento es remarcable, él con su sola presencia le otorga alma al metraje, su actuación da realce a un personaje que, tal vez, siendo encarnado por otro nos resultaría plano. Su performance da sustancia a su arquetipo, Mario, nos hace cómplices de sus motivaciones y por medio de sus recuerdos, flashbacks, comparte la furia que lleva dentro, así como lo que hizo de él un ser roto, que busca calmar la pena que siente saldando cuentas con su pasado.
Pero la venganza no es el camino, pues solo logra abrir nuevas heridas, no se consigue nada actuando de ese modo, ya que ocasiona más dolor del que produjo originalmente la afrenta a vengar. Además, el trayecto que recorre, en ese momento, solo deja muertos a su paso, alegórica y literalmente.
Esta metáfora, en la cinta, consigue otorgarnos una buena narración, a pesar de algunos fallos en su desarrollo, debido a que se decanta por ser más efectista que coherente, no obstante, estos pequeños errores se solventan con las buenas interpretaciones de su elenco, a pesar de alguna sobreactuación.
No tenía ninguna referencia de esta obra hasta que la vi aquella madrugada, quizá eso tuvo que ver con que no detentaba ideas predefinidas sobre ella, así que pude disfrutarla y saqué conclusiones propias, no encausadas por juicios de terceros, que motivan, en algunos casos, posicionamientos determinados, equivocados. Las imágenes que pude observar (en pantalla) me hicieron vivir una buena experiencia, asimismo, sus acciones trepidantes lograron incrementar mi disposición inicial. Al terminar de verla pensé en las casualidades y como se puede caer en una realización que resulta gratificante gracias al azar. Al final me desvelé, pero valió la pena.

Lume

Agli