Creatividad

Desasosiego

El día empezaba con dureza. Las complicaciones eran pan de cada día, algunos días eran complicados, el dinero para cubrir las deudas escaseaba, vivir de lo que ganaba en la jornada, día que no trabajaba, no cobraba. A veces el cuerpo se resentía, era necesario descansar; se quedaba en casa. Su contrato de trabajo era eventual, sin los beneficios de un contrato fijo, indecisiones, cambios de parecer y la mala cabeza le hicieron encaminarse por la senda actual. Nadie lo obligó, eligió ese rumbo, era consciente de todo lo que acontecía; no atribuía sus contrariedades a la mala suerte o a la falta de oportunidades. Tuvo las suficientes –si es que se tiene suficientes oportunidades—, por lo menos recordaba unas cuantas, pero su espíritu rebelde le hizo vivir a contracorriente. Aún no tenía noción de lo fútil de sus acciones, pensaba que todo era pasajero y nada condicionaría su futuro. No hacía planes —si algo le sobraba era el tiempo— todo estaba bajo control. Era una época de nulas responsabilidades, había personas que se encargaban de solucionarle la existencia. Vivir con alojamiento y comida asegurados le permitía ser un inconformista, un antisistema, era fácil ir en contra de lo establecido; la realidad era dura y caería un par de veces. El futuro de ese momento era lejano. Regresar de madrugada, beber hasta perder el sentido, en eso residía su preocupación; quedar con alguien, vivir a su manera sin dejar que nadie se inmiscuyera en ella, era parte de su libertad, mientras tanto el plato de comida comenzaba a enfriarse en la mesa. Tenía el estómago lleno, el apetito escaseaba, consideraba que necesitaba de otras cosas: una nueva sudadera, un nuevo cede, una mejor consola con los mejores juegos —estar a la vanguardia tecnológica—, si eran ediciones coleccionista mejor —¿qué es la vida sino un conjunto de ediciones coleccionista? —.
Con el tiempo aprendió lo que significaba tener responsabilidades y como es usual lo hizo de la manera más peliaguda, comenzó a interiorizar la idea de que la vida no es vida sin problemas o preocupaciones. Vivir en un medio que lo sobre protegía hizo de él un tonto, no aprendió lo básico para desenvolverse, sin embargo, cuando estaba en ese presente —su pasado en el ahora— únicamente pensaba en las circunstancias de ese momento, no en las consecuencias de sus acciones.
—El presente es para vivirlo como tal —se decía—, sin pensar en más, vivir en el aquí y ahora.
Cansado de tratar de encaminar las cosas se sentía vencido por el medio, su voluntad no era tan fuerte, era liviana, una sencilla ilusión, con diversas probabilidades de venirse abajo a las primeras de cambio; dentro de todo ese conformismo, había alguna esperanza, debía confiar en que alguna nueva oportunidad se le presentara, una en la que pudiera demostrar toda la experiencia que había acumulado, 
no había vivido en vano —así lo sentía—, pese a que la situación le dijera lo contrario. Esa oportunidad no vendría sola, las ocasiones no suceden porque tienen que suceder; uno se las busca, sin embargo, cuesta entenderlo. Lamentablemente la vida no viene con un manual, no nacemos con las indicaciones de lo que debemos hacer en cada una de las situaciones —si fuera así, eso solucionaría todo—; vamos aprendiendo sobre la marcha.

Mitchel Ríos

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