Opinión

Celebridad

Se mira al espejo con la esperanza de ver el reflejo que la llevó a la fama, sin embargo, no recibe la respuesta que anhela. Se empecina y no se aparta de su posición. Así está durante horas… es en vano, la vista que obtiene es la misma, esa que de un tiempo a esta parte la acompaña y le provoca sinsabores, pues la realidad es una y dura, el tiempo pasa para todos, su mejor época es una reminiscencia ajada, sus esfuerzos para que regrese son inútiles. A pesar de esa incertidumbre, su ánimo no decae, se sobrepone y se aferra a la promesa de un futuro con nuevos bríos, optimista.
El crepúsculo de los dioses (Sunset Boulevard, Billy Wilder, 1953), se enfoca en relatarnos la caída en desgracia de la famosa actriz Norma Desmond, encarnada por Gloria Swanson, quien no ha sabido adaptarse a los cambios producidos en el entorno cinematográfico.
El paso del cine mudo al sonoro significó un gran avance, trajo consigo nuevas oportunidades a esta industria del entretenimiento, pero no todos se supieron adaptar, Gloria, una estrella de la vieja guardia, es una de ellas y esta cinta, grosso modo, es su representación.
La película es una crítica mordaz, muestra, en su ficción, al séptimo arte como un negocio ruin, ya que trata a sus estrellas de forma cuestionable, como objetos para conseguir ganancias, es así que, con ese fin en mente, explota sus imágenes y cuando nota que su fama decae, las desecha, apartándolas del engranaje cinematográfico, dejándolas de lado y abandonándolas. También nos dibuja lo que ocurre con los guionistas, los malos tratos que reciben y el poco valor que se les da, describiendo las penurias que pasan para poder ser tomados en cuenta y hacerse un nombre.
Otro aspecto, es la forma en la que se exhibe a la prensa, puntualmente a los periodistas que cubren las noticias de los famosos, si bien solo aparecen en unas cuantas escenas, los dibuja, entre líneas, como aves de rapiña que están atentos a las desgracias que les puedan pasar, viven de los contenidos que produzcan basándose en ellas. Dejan de lado la empatía y demuestran un ánimo egoísta, se centran únicamente en sus dividendos, se olvidan de las penas de los seres que tienen en frente, deshumanizándolos solo por el hecho de ser figuras conocidas, es más, los sufrimientos de las celebridades les otorgan material para poder elaborar noticias de manera ininterrumpida.
Al final, la historia narrada es triste, aunque su propuesta se envuelva bajo un manto de invención. Nuestros personajes se desenvuelven en una desfiguración de su medio, habitan en un universo de mentiras, desenvolviéndose dentro de una tragedia, de la cual no son conscientes en su día a día. Esta desfiguración se encarga de engrandecer el ego de Desmond a costa de alejarla de la realidad y de las cosas que le pueden resultar beneficiosas. No tiene sentido sacar de una ilusión tal a un ser que la toma por cierta, es mejor que viva su fantasía sí así es feliz y hace más soportable la convivencia con sus demonios.

Mitchel Ríos

Lume

Agli