Opinión

Big tale

Un niño está sentado delante de su padre y presta atención a lo que le narra, este, para impresionarlo, le cuenta un sinfín de historias, le relata cómo era la vida antes de que él naciera, la forma en la que todo se desarrolló. A todo eso le añade la visión (particular) que tiene de lo que ha pasado. Para generar más interés le agrega elementos fantásticos, con ello logra su fin: atraer la mirada del pequeño hacia lo que le plantea y así, conforme pasa el tiempo, hace crecer ese imaginario. Gracias a sus buenas dotes de orador logra construir un universo fantástico y suma más componentes que, a la larga, hacen de sus cuentos buenas piezas que perdurarán en el tiempo.
Una película interesante, desde todo punto de vista, es Big Fish (Tim Burton, 2003). En su desarrollo muestra la importancia de contar nuestra existencia por medio de metáforas y el valor que adquiere con el paso de los años. Además, es una obra que gira en torno al papel de la fantasía en la vida de las personas y hasta qué punto es necesaria la ficción en ella, dándonos alcances sobre la manera en la que se va construyendo nuestra percepción del mundo.
A todos nos gusta escuchar historias, en especial cuando somos niños, con ellas podemos imaginarnos mundos posibles, realidades paralelas que se dan al hacer volar nuestra imaginación. Esa capacidad de hacernos soñar también cumple una función pedagógica, pues, de soslayo, nos educan como si de un juego se tratara. Es así que, con esa capacidad amena, nos preparan para lo que tendrá lugar durante nuestro desarrollo, durante el proceso de adentrarnos y conocer la sociedad.
La posibilidad de sumergirse en una realización que mezcla lo real con lo inventado genera entusiasmo, porque nos dice que no debemos confiar en nuestros sentidos al cien por cien, cada idea tiene un sustrato que se esconde a nuestra vista, por lo tanto, es necesario sacarlo a la superficie, de este modo se engrandece nuestra perspectiva de la materialidad (impregnándole matices que acrecientan su significado y le dan cierto encanto). Con la obra de Burton (Big Fish) podemos elucubrar, idear nuevos horizontes, ya que en cada pequeña cosa hay magia, cada hecho, por muy insignificante que parezca, puede encerrar muchas opciones para ser narradas y, de este modo, darnos referentes que expresar.
Tras ver la obra, me quedé con una sensación extraña, ¿mi vida sería tan monótona como para tener que ficcionar con partes de ella? La producción nos hace pensar y replantearnos el valor de la fantasía, tal vez, esta sea su virtud, nos hace buscar distintos sentidos a elementos cotidianos. Por un momento me puse en la piel del protagonista, sentí que es mejor darle atractivo a lo que se vive, en lugar de rendirse y dar por sentado que lo que nos toca vivir es lo único y no hay nada más, porque a pesar de que todo se vea oscuro, siempre podremos imaginar la luz.

Mitchel Ríos

Lume

Agli