Reseña

Bajar del coche

Tenía en mente asistir a una exposición sobre Stanley Kubrick. Sin embargo, el día señalado, me levanté con poco ánimo, por suerte hay una persona a mí lado que no deja de apoyarme y se empeña en que asista a las muestras que me interesan.
Una vez allí me percaté de que estaba dividida en dos partes, una en la que se reseñaba los inicios de Kubrick, de 1953 a 1964, y otra, enfocada en el apartado de sus obras más consolidadas (desde mi punto de vista), de 1968 a 1999.
Al inicio pensé que solo sería una exhibición con pequeñas infografías, un par de datos curiosos y poco más, pero quedé gratamente sorprendido al ver que era más completa de lo que inicialmente imaginé, era extensa (en todo el sentido de la palabra), sin exagerar estuve más de dos horas recorriéndola.
Había mucho material inédito, fotografías, cortos y escritos, varios de ellos de guiones, en donde se podía ver algo del proceso creativo del artista, con páginas tachadas y apuntes a pie de página, en donde indicaba los cambios que le surgian mientras se realizaba la filmación de sus producciones (le surgían ideas constantemente).
Durante mi recorrido me llamó la atención la cantidad de bibliografía que tenía en lo referente a Napoleón, fue uno de sus proyectos inacabados. En una especie de pozo había cientos, sino miles, de libros, esto indicaba el modo en el que el director se documentaba sobre sus personajes antes de llevarlos a la gran pantalla.
En este primer espacio se observaban obras como Espartaco, Lolita, Teléfono rojo volamos a Moscú, Atraco perfecto, Senderos de gloria y El beso del asesino, además de su primera incursión en la dirección Miedo y deseo, él reconocía que era malísima.
Más adelante, en el segundo espacio, ubicado en el primer piso, fui testigo, mediante la lectura de varios documentos, de todo lo que hubo detrás de la filmación de 2001: una Odisea en el espacio, poder ver las maquetas de las naves y los disfraces que utilizaron los actores durante la filmación fue enriquecedor. Del mismo modo se podía observar piezas de La chaqueta metálica, La naranja mecánica, El resplandor y Barry Lyndon, cada espacio debidamente ambientado con los motivos de esas cintas.
Para finalizar daban la posibilidad de visionar un documental, en dónde se podía escuchar y ver a Stanley en el set de grabación, siendo entrevistado, salían de sus labios frases memorables y metáforas grandiosas, me hizo reflexionar sobre el papel del director en el cine, nunca antes escuché sus apreciaciones, me parecieron sustanciales.
Al final me quedé con una frase del director, es necesario bajar del coche para empezar a dirigir (se lo decía a Spielberg en una conversación sobre lo difícil que resulta ser pragmático en el séptimo arte), esto es fácilmente extrapolable a otras actividades, para crear es necesario bajarse del mundo de las ideas y llevarlas a la práctica, dar rienda suelta a la creatividad, permitiendo que se exprese en toda su plenitud.