Creatividad

Atraes y repeles

—Piensa bien lo que vas a decir.
—¿Por qué?
—De acuerdo a lo que digas, te diré un par de palabras.
—¿No te parece que estas condicionando mi respuesta?
—Si me conoces, sabes que no condiciono nada.
—Te conozco, pero deja que te diga algo… Tengo una respuesta, independientemente de lo que quieras escuchar, sin embargo, al parecer, quieres oír determinadas palabras, no las que yo quiera decirte —¿sería correcto salir al frente?, decir: no estoy de acuerdo, siempre quieres tener razón y eso me pone entre la espada y la pared. ¿Digo lo que pienso o suelto lo primero que venga a mi cabeza?
—Te recuerdo que mis palabras vienen a causa de una frase mal formulada por ti.
—No dije ninguna.
—Lo peor de todo es que lo niegas.
—No niego nada, simplemente no lo recuerdo.
—Ese es un problema, olvidas todo.
—Hiciste un comentario desafortunado, banalizas con cuestiones que no deberías; hablas como si no te importará nada. Te centras en tus problemas y te olvidas del resto.
—No fue con mala intención, lo dije por decir. Te mostré una tarjeta, lo hice de buen rollo —te puedes dar cuenta de eso—. Si no lo recalcas, pasaba sin más…
—Por decir, puedes decir misa, sin embargo, mejor es pensar lo que se vas a escupir.
—No he querido banalizar con nada —en serio—, no le di muchas vueltas al asunto, dije lo primero que se me ocurrió.
—Muy bien, entonces, ahora no vengas a decir que condiciono tus respuestas.
—No las…, pero, si te digo lo que quieres escuchar, todo irá bien; si no es así, terminaremos discutiendo.
—¿No te sucede que, a veces, sería mejor callarse y, de ese modo, evitar discusiones tontas?
—No existen discusiones tontas, existen tontos discutiendo.
No sé en que momento se rompen nuestras charlas. Todo parece ir bien, estamos riéndonos, comentando asuntos en los que podemos pensar de forma distinta, sin embargo, suena un crack y dejamos de hablar con la fluidez del inicio; se hace el silencio. Eso no me gusta, me desconcentra y perturba.
Siento que te voy conociendo, pero cuando te enfadas me haces sentir extraño (incómodo), como si fuera uno más, me alejas, me haces parte de nada. No te miento, en situaciones así me gustaría desaparecer, no haber hablado contigo, quedarme con la duda, ficcionar la charla, imaginar que nos echamos unas risas, imaginar… solo imaginar.
Estaba oscureciendo, el camino se hacía menos visible con el paso de las horas, me gusta ir cuando tengo una referencia delante —dijiste—. Ir por esta carretera sin la confianza adecuada puede traer problemas.
Quiero llegar pronto, darme una ducha y concluir el trabajo. Nadie se preocupa por mí, solo saben exigir, me obligan a llegar a determinadas metas; sé que tengo descanso, pero, en ocasiones, el tiempo se me hace corto, al final presento lo que se me pide, sin embargo, el proceso me quema.
Hoy, por lo menos, podré distraerme. A pesar de no haber disfrutado el trayecto vine escuchando música… por primera vez dejé de preocuparme por las listas, programé la reproducción aleatoria y me ahorró esfuerzo. Soy de un gusto ecléctico, no obstante, me centré en algunas que me habían recomendado.
Viajar solo hace pensar más que de costumbre y eso es peligroso, uno va centrado en las ideas y no se está en lo importante.
—Ahora te callas.
—No tengo nada que decir, es mejor quedarse callado, además como dice la canción: el silencio es una fácil respuesta cuando se tiene el alma muda.
—¿De quién es?
—No lo recuerdo —Es tonto de mi parte—. La he escuchado cientos de veces, pero no recuerdo el nombre del interprete.
—Cuando quieres recuerdas todo.
—Así es mi memoria.
—Ahora me dirás ¿de qué te has enfadado?
—No lo estoy.
—Tu cara dice lo contrario, en serio, si dije algo que te ha molestado, disculpa.
—No pasa nada.
—Siempre que no pasa nada es que pasa algo, ese cuento me lo sé.
—Crees que lo sabes, ese es tu problema.
Siento que no te conozco nada, me preocupa, se supone que estoy siendo cada vez más cercano, pero con esos gestos me alejas, siento que me alejas y no debería ser así, así como atraes, repeles y esa es una verdad enorme.
Escuchando las letras de varias canciones la imaginación volaba, a veces tienen diversas significaciones. Enfocadas en el momento que estaba viviendo me caían a pelo, era como si cada una me diera un mensaje, como si hubieran sido producidas para mí. Esto me daba miedo, alguien que no me conocía de nada, me escribía un mensaje para el que yo era el destinatario, con palabras escondidas para que yo las descubriera. Esa idea inicial tomaba fuerza conforme pasaban los segundos, los minutos…
—Si dije algo, no era para molestarte, no era mi fin.
—A veces se suelen tener buenas intenciones, se dicen cosas. Algunas dejan huellas, otras, por el contrario, se olvidan, pasan sin más remordimientos…
—Demasiada filosofía para mí.
—Es la única forma en la que sé hablar.
—No era mi fin molestarte. Dije unas palabras desafortunadas, soy consciente de eso.
—Déjalo, ya pasó.
—No parece.
—Si estuviera … no hablaría contigo, ten por seguro que te hubiera dejado con la palabra en la boca, no tendría razón de ser, no tendría motivos para estar diciendo lo que estás escuchando ahora.
—Es verdad cuando te digo que atraes y repeles.

Mitchel Ríos

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