Opinión

Agli

Hace poco vi Biutiful, película del 2010 dirigida por Alejandro González Iñárritu, en su trama nos presenta a Uxbal, interpretado por Javier Bardem, un tipo peculiar que sobrevive a duras penas, teniendo que hacer diversos trabajos, en una ciudad que a menudo le muestra su rostro más duro, a pesar de que él intenta ver el lado bueno de las cosas, casi siempre se truncan sus planes, porque estos no dependen de él, vive a expensas de otros. En tal tesitura, lo acompañaremos a través de su viaje personal, en el que buscará hallar la paz, encontrar su lugar en el mundo y cerrar sus temas pendientes, saldar sus deudas, curar sus heridas.
El personaje encarnado por Bardem vive en un mundo de desigualdades, en donde se muestra la cara más dura de la ciudad de Barcelona, en ese espacio los más débiles son explotados por aquellos que ostentan el poder, entes que velan por sus propios beneficios y consideran a los seres humanos un instrumento más para conseguir dinero, para este fin hacen uso de mano de obra barata, se aprovechan de la situación de muchos inmigrantes indocumentados a los que mantienen en un estado de esclavitud, viviendo hacinados en un espacio insalubre, indigno de cualquier ser humano.
Asimismo, al mostrarnos esa cara oculta de La Ciudad Condal, nos dice que en determinados estratos se vive mal, a pesar de estar en una gran ciudad, esto deja patente las desigualdades dentro de nuestra sociedad, no todos gozan de sus beneficios y bondades.
El caos en el que se desarrolla el relato muestra a un grupo de personajes arrastrados por un sistema corrupto que se sacia de su trabajo y los deja en la miseria, su fin es hacer que los más pudientes sigan manteniendo ese estatus, sigan manteniendo su nivel de vida, en tal sentido, ellos no quieren compartir su riqueza con los menos favorecidos, más bien quieren pisotearlos, hacerles creer que gracias a ellos existen y que gracias a su caridad pueden tener una vida digna.
Las imágenes que se ven en pantalla son efectistas, gracias a su buena fotografía, muestra la crudeza de un espacio sin alma que ha perdido el rostro humano, no se preocupa por sus ciudadanos, en dónde la vida es un sálvese el que pueda, prima la ley del más fuerte, en este caso el que más dinero tiene, y solo sobreviven los que se saben adecuar a su realidad, aquellos que se resignan a su suerte.
Tras ver esta película queda claro que no todos gozan de las mismas oportunidades. Algunos no tienen la posibilidad de superarse y sus derechos son vulnerados, lamentablemente no pueden hacer nada, pues su suerte depende de otros, están inmersos dentro del modelo capitalista que no vela por su bienestar. La narración de la obra es fría, descarnada, no juzga, deja que nosotros saquemos nuestras conclusiones demostrando que el mundo es una simple apariencia y depende bastante, lo bien o mal que nos vaya, del espacio en el que nacemos.

Lume

Agli